Summary: Isabella creía tener todo seguro, una chica sencilla con una novio que la ama y un bebé en camino… ¿Qué puede salir mal?... mucho, un trágico accidente puede arruinarles la vida. M por lemmons ADVERTENCIA, contiene material para mayores de edad.
- ¡Amigos! – el tintineo de la copa llamó la atención de
todos -, lamento interrumpir su comida, pero me gustaría hacer un brindis por
mi maravillosa esposa – estiré mi mano y dejé que Edward la besa y acariciara
-, no fue fácil para nosotros llegar a este día y estoy seguro que ustedes
saben de eso, pero quiero agradecerles el estar hoy con nosotros celebrando
este día tan especial en el que por fin conseguí que Bella me diera el sí –
sonreí viéndolo pero su imagen muy pronto se distorsionó ya que las lagrimas no
me dejaban ver con claridad -. Así que les pido alzar su copa – él lo hizo y
todos lo imitamos -, y brindar por mi maravilla esposa y mis hermosos hijos.
En la mesa de enfrente, estaban Serena y Marty los que
rebotaron en las sillas al saberse nombrados por su padre.
- Te amo – murmuró y yo le respondí con un mudo, “yo también”.
- ¡Salud! – resonó en el salón.
Aunque nuestro matrimonio no fue enorme, el salón que
escogimos para celebrarlo estaba lleno, aunque lleno de nuestros familiares y
amigo, bueno, los que quisieron venir, ya que una buena parte de la familia de
Edward, comenzando por sus padres, no se presentaron.
Sé que eso impedía que, mi ahora esposo, estuviera cien por
ciento feliz, por lo mismo, antes de venir tuve la pésima idea de ir a ver a
sus padres.
Toqué el timbre y esperé, solo para que Esme saliera hecha
una furia, sé que dijo muchas cosas y que la mayoría fueron insultos, pero
Eleazar, que en esos momentos iba conmigo, pude detenerla y llevarme de vuelta
al auto. El chofer tuvo que dar una vuelta extra antes de llevarme con Edward
porque me costó bastante terminar de entender que Esme no quería nada que ver
con nosotros, y mucho menos después de que me convirtiera en la esposa de su
hijo, era horrible que rechazara a sus nietos y a Edward, pero luego de sentir
en odio detrás de sus palabras, supe que lo mejor era mantenerla lejos.
Solo me bastó ver a Edward de pie en el altar para darme
cuenta de que todo estaba en su lugar, ya no me importó Esme, ni Carlisle, ni
mucho menos Rosalie, lo único que podía ver era a Edward y mi familia.
- Hijos, quiero que se porten bien, yo mañana los iré a
buscar muy temprano para que nos vayamos de viaje.
Serena asintió pero Marty negó con la cabeza – Yo no quiero
mami… yo quiero ir contigo…
Fruncí el ceño y arrugué los labios porque nunca me era
fácil negarles algo a mis hijos – Marty, papá y yo tenemos que hacer unos
recados antes del viaje… para que así todo salga bien mañana.
- ¿Papá no me arropará esta noche?
Luego de un año con Edward de vuelta en sus vidas, no pasó mucho
tiempo para que mis hijos, espontáneamente comenzaran a llamarlo papá, la
primera vez el corazón de Edward saltó ansioso y un par de lagrimas se
agolparon en sus ojos, pero al darnos cuenta de que para ellos eso era él, los
dejamos ser hasta que hoy, por fin hicimos todo legar, no solo nuestro
matrimonio, sino también la adopción de ellos.
- Se quedarán con la abuela y el abuelo… y estoy segura de
que ellos los arroparan.
- ¿Y mañana nos vienes a buscar? – asentí ante la pregunta
de mi hija.
- Pero eso no quita que no pueda darles un beso enorme
ahora.
Detrás de mi apareció Edward y tomo a nuestros hijos al
mismo tiempo como solía hacerlos, ellos rieron al verse en los brazos de su
padre y se removieron luego de que él les diera un beso enorme en cada mejilla.
- ¿Nos extrañarán?
- ¡Sí! – gritaron al unísono.
Aunque amaba la imagen que me daban ellos tres juntos, se
estaba haciendo muy tarde y yo necesitaba un minuto a solas con mi marido.
Bueno, mucho más que un minuto.
Para cortar el momento, me volví a buscar a mi madre con la
mirada quien me encontró enseguida y así mismo se apresuró a nuestro lado.
- Mañana iremos por ellos temprano, solo necesito que los
vistas con las ropas que puse en sus mochilas.
- Tranquila cariño – me abrazo y yo aproveché de recostarme
en su pecho -, ahora procura pasar un momento a solas con tu marido. Se lo
merecen.
- Mamá…
Mis mejillas se tiñeron de carmín ante sus palabras. La
verdad era que desde que acepté ser su esposa, con Edward casi no teníamos
tiempo para nosotros y esta noche, sería nuestra primera vez en mes, por un
momento, creo que expectativa era incluso mayor que ese reencuentro en la boda
de Alec y Alice, de alguna forma, esta noche era muchísimo más especial.
Luego de despedirnos de nuestros hijos y de nuestros
invitados, con Edward nos fuimos directo a la suite que mi madre y Eleazar nos
regalaron por esta noche. En el camino ninguno dijo nada, mis ojos estaban
pesados y se caían por el sueño, estos últimos días casi no había podido dormir
y eso me estaba pasando la cuenta, de hecho, cuando llegamos, fue Edward quien
me tuvo que guiar por el ascensor.
- Llegamos amor – respiré hondo y abrí los ojos.
Solo me bastó ver el lugar para despertar por completo,
estiré los brazos hacia arriba y los dejé caer en los hombros de mi esposo que
no tardó en tomarme de las caderas.
- Estas muy cansada, lo mejor será que duermas… mañana nos
espera un largo viaje.
Tiré mi cabeza hacia atrás y me reí ruidosamente – Amor, ¿de
verdad piensas que lo que quiero hacer en estos momentos en dormir?
- Cariño – habló él tomando mi rostro -, prácticamente te
tuve que arrastras hasta acá, así que creo que lo mejor será descansar ya después…
No lo dejé hablar, llevé mis labios hacia su cuello y
succioné fuerte y duro para cortar cualquier pensamiento pesimista que puede
haber estado teniendo. Él gimió y me dio un mejor acceso que no desaproveché,
seguí en mi labor pero esta vez subiendo los besos por su mandíbula hasta
llegar a sus labios.
- Solo… no pienses, déjate llevar… - murmuré antes de atacar
con todo los labios.
Sonreí satisfecha cuando sus manos bajaron por mi espalda
hasta alcanzar mi trasero, me apegó a él en un principio pero yo supe escaparme
a tiempo.
- ¿Qué…? – su voz era jadeante y sus labios estaban
hinchados, un perfecto cuadro capaz de calentar a cualquier mujer. Pero yo
necesitaba unos minutos a solas.
- Siéntate, sirve unas copas, yo vengo ahora.
No le di tiempo para replicar, me fui corriendo al que
supuse era el baño, acerté. Y ahí, me despojé con cuidado del sencillo vestido
que había decidido usar, no era para nada principesco pero me hizo lucir bien y
era blanco, como siempre quise.
Debajo de mi vestido de novia tenía puesto el conjunto de
ropa interior que especialmente había comprado para esta noche. De blanco
virginal, con un profundo escote y con la suficiente transparencia como para
alterar a mi marido, salí a su encuentro.
La mirada con la que me recibió me bastó para saber que
estaba haciendo esto bien, caminé con calma hasta su lado, de pie frente a la
cama, tomé su corbatín y se lo quité.
- Te ves hermosa… preciosa – puso uno de sus dedos en mis
labios y yo lo lamí antes de dejarlo ir.
- Acabo de tomar una decisión – murmuré sin verlo, estaba
demasiado concentrada en desvestirlo.
- ¿Mmm? – tomé eso como su respuesta.
Sonreí, amaba acariciar su tan bien formado pecho – Que no
podemos pasar más de una semana sin hacer el amor – alcé la vista para
encontrármelo viéndome, amé ver la excitación en sus ojos.
- Yo… creo lo mismo.
- Es que – dejé un beso en el centro de su pecho y respiré
su aroma -, no puedo estar tanto tiempo lejos de ti… y ahora, siento como si
hubieran pasado años.
- Entonces supongo que tenemos que ponernos el día.
Pensé que me iba a tocar, besar o algo pero en vez de eso, Edward
se alejó de mi y se recostó en la cama con las manos detrás de su cabeza.
- ¿Qué haces?
- Me pongo cómodo para ver a mi esposa desnudarse.
Arqueé una ceja y asentí. Miré por el lugar pero no encontré
lo que buscaba así que fui hacia mi bolso y saqué mi I-Phone, ahí busqué la canción que quería y la puse a un volumen
alto.
Nunca había hecho un striptease pero hice lo mejor que pude,
moví mis caderas con lentitud y me balanceé de un lugar a otro sacando la poca
ropa que llevaba encima con la mayor sensualidad de la que fui capaz.
Estaba disfrutando esto y mucho, pero, lamentablemente, la
poca ropa que llevaba se acabo bastante rápido, así que cuando me di cuenta que
ya estaba desnuda, gateé hasta la cama, hasta ponerme sobre mí esposo. Afortunadamente
él fue lo suficientemente inteligente como para terminar de desnudarse a sí
mismo.
Nuestros sexos se juntaron al instante, provocando miles de
sensaciones en nosotros y dejándonos saber que no íbamos a aguantar mucho
tiempo más.
- ¡Dios!, eres hermosa… y yo solo quiero hundirme en ti…
Vi a Edward bajar una de sus manos para tomar su polla y
guiarla hasta mi abertura. Aunque en un principio solo se rozó, fue suficiente
para que ambos gimiéramos con fuerza.
- Edward… solo métela.
- Pero…
- ¡HAZLO! – ya que vi que él estaba un poco lento, dejé caer
mis caderas sobre las suyas, permitiendo así, que nuestros sexos se conectaran
por completo.
- ¡Oh, mierda! – Edward gruñó y se sentó en la cama conmigo.
Dejé que me apretara a su pecho y nos balanceara a su ritmo,
porque para mí era suficiente y sinceramente, a estas alturas, no estaba muy
segura de aguantar mucho más. Sentí su polla entrar y salir de mi, de esta
forma frenética, era suficiente para hacerme acabar en un par de embestidas
más.
- Edward… ya casi…
- Aún no.
Una vez más, Edward se me alejó de mí, pero esta vez,
incluso, se salió de adentro de mí.
- Ponte en cuatro… quiero follaste en cuatro… y alza tu
culito… quiero verlo bien.
Sus palabras, su voz… su todo, me hicieron gemir. Pero
reaccioné lo más rápido que pude y me puse como él me lo había podido. Me
afirmé con ambas manos en la cama y levanté mi trasero lo más que pude, la expectación
de no ver a Edward acabo cuando tocó entre mi trasero, buscando mi abertura el
canal que tan ansiosamente esperaba recibirlo. Llevábamos un tiempo tratando de
hacerlo por atrás pero habíamos decido dejar el momento para hoy, después de
todo, era algo nuevo para ambos y de alguna extra forma, quisimos perder una
virginidad juntos en nuestra noche de bodas.
- Edward…
- Tranquila – gimió -, si te duele o solo quieres parar,
avísame.
Asentí y para tener mejor apoyo, me afirmé en mis antebrazos
– Lo sé… confió en ti.
- Te amo, Bella – sentí sus labios en mi espalda, seguida de
la punta de su polla en mi culo.
- Yo también… - el resto de las palabras murieron en mi
garganta, ya que sentirlo dentro de mí fue suficiente como para que se me
atorara cualquier cosa.
- ¡Oh, mierda!... esto es… estas tan jodidamente apretada
aquí Bella…
Solo gemí en un principio, se sentía bien pero aún era
incomodo. Y Edward lo supo, ya que sin decirme nada, llevó una de sus manos al
frente y comenzó a estimular mi clítoris.
- ¡MIERDA! – me aferré a las sábanas de la cama como si en
ello se me fuera la vida ya que el placer que estaba sintiendo en esos
momentos, me estaba sobrepasando.
- Oh, Bella… esto es…
Sonreí al sentir la primera palmada, aunque él me dijo que
no era de esos que golpeaban traseros cuando lo hacían a lo perrito, yo le
aseguré que lo haría sin darse cuenta, creo que dar nalgadas, era algo natural
en los hombres.
- Ya casi… lo siento venir…
- Yo… también – cerré los ojos y me concentré en el orgasmo
que se estaba formando en mi vientre.
Pensé que Edward se correría dentro de mí, pero luego de que
yo alcanzara mi orgasmo, él se salió y comenzó a masturbarse hasta que los
chorros de semen cayeron sobre mi espalda, que a esas alturas yacía sobre la
cama.
- Edward… - gemí.
- Espera – lo sentí levantarse y volver en nada con algo
para limpiarme.
Me hubiera levantado para darle mejor acceso pero mi cuerpo
ya no me pertenecía.
- Edward… - volví a llamarlo.
- ¿Qué pasa amor? – sonreí al sentirlo a mi lado,
acariciando mis cabellos.
Cerré los ojos antes de abrirlos y verlo – Que ahora sí que
tengo sueño… y no creo poder moverme.
- Tranquila amor – besó mis labios y yo fui feliz -, yo me
encargo de ti… tu, duerme.
Y lo hice, cerré mis ojos y dejé que mi esposo me acomodara
en la cama.
.
.
.
- Edward… - rezongué estirando la mano y moviéndolo.
- Mmm – no abrí los ojos pero me acerqué más a él para
removerlo mejor. El sonido del celular era insistente y estaba de su lado.
- El celular…
- Deja que suene – sonreí al sentirlo rodearme con sus
brazos, pero el celular no dejaba de sonar.
- Contesta, puede ser importante.
A regañadientes, abrí los ojos y me estiré, Edward hizo lo
mismo - ¿La gente no sabe que no debe molestar a los recién casados?
Solo rodé los ojos y me deleité con su trasero mientras se
estiraba a contestar. Cerré los ojos mientras él hablaba, pero su gritó me hizo
abrirlos de golpe.
- Vamos para allá.
- ¿Qué pasa? – mi corazón comenzó a latir desbocadamente, su
rostro desencajado era suficiente para dejarme saber que algo iba realmente
mal.
- Es Serena – comencé
a negar antes de darme cuenta -, alguien se la llevó.
No sé cómo me vestí ni como tomé mis cosas, pero Edward
siempre estuvo a mi lado encargándose de todo. Mi celular se había quedado sin
batería luego de que dejara la música en reproducción automática la noche
anterior, no sé desde hace cuanto que estaba llamando mi madre, pero no podía
dejar de sentirme culpable.
Para cuando llegamos, agradecí que Alec y Alice se hubiera
llevado a Marty ya que la casa estaba llena de policías y gente haciendo
preguntas, en cuanto mi madre me vio, corrió a mi lado, escuché su lamento y
sus disculpas pero yo solo quería ver a mi bebé.
- Tranquila mamá… todo estará bien.
Odié verla tan destrozada, entre sollozos me contó que a
mitad de la noche alguien entró y se llevó a mi hija sin llamar la atención de
ninguna de las personas de la casa, fue todo planificado y la policía estaba
segura de que era alguien que nos conocía, por lo mismo, nos pidieron mantener
nuestros teléfonos cerca. Ya que el mío estaba sin batería, me apresuré a la
que fue mi habitación y rebusqué el cargados. Mientras el teléfono se prendía,
me senté en la cama y dejé que las lágrimas contenidas se escaparan por mis
ojos, por más que trataba de controlar mi respiración, nada calmaba el dolor en
mi corazón.
Me levanté de la cama solo cuando mi celular indicó la
llegada de un nuevo mensaje, supuse que era el aviso de las llamadas perdidas,
pero estuve tan equivocada. Un nuevo sollozo salió desde el fondo de mi pecho,
me dejé caer y me permití perderme en el dolor pero solo por un minuto, porque
en cuanto pasó ese minuto, desconecté el celular, rogando porque la escaza batería
me durara un poco más, tomé mi bolso, me sequé las lágrimas y me decidí a hacer
lo que tenía que hacer.
En cuanto llegué al primer piso todos me miraron, pero yo no
vi a nadie, no podía.
- Voy a dar una vuelta, necesito aire – tomé las llaves del
auto de Edward de encima de la mesa y me apresuré, pero no fui no lo
suficientemente rápida.
- Amor, no debería salir.
No alcé la vista porque no podía – Solo necesito dar una vuelta.
- Entonces déjame ir contigo – me solté de su agarré y me
afirmé a mi bolso -. Bella… yo sé que…
- ¡NO! – rugí aun viendo al piso -, nadie sabe cómo me
siento.
Corrí porque sabía que tratarían de volver a detenerme, solo
luego de manejar por tres cuadras, me detuve para confirmar la dirección en mi
celular, no estaba segura de donde era pero con la ayuda del GPS, pude llegar
en cosa de minutos, aunque para mi fueron las horas más horribles de mi vida.
Solo bastó que me bajara del auto y entrara a la pequeña habitación
del motel para comprender que esto era muchísimo más grave de lo que pensaba. Ver
a Esme con una pistola en sus manos, me demostró que la mujer estaba
verdaderamente desquiciada.
- Mami – aunque mis pasos habían sido lo más sigilosos
posible, aún así, mi hija que estaba atrapada entre sus brazos, fue capaz de
verme -, mami… viniste.
Sus ojitos estaban hinchados al igual que sus mejillas,
claro signo de que llevaba horas llorando – Sí… - habló Esme -, te dije que tu
madre vendría… aunque se tardó más de lo pensado.
- Esme… solo deja que Serena se vaya y así tu y yo podremos
hablar – hablé lo más despacio que pude, conteniendo todos mis sentimientos en
lo mas profundo de mi ser.
- ¡No! – alzó el arma de una forma tan descuidada que hizo
que mi corazón saltara desesperado -, vamos a hablar ahora… hay tantas cosas
que decir – me miró pero sus ojos estaban perdidos -. Por fin lo conseguiste…
ser una Cullen… volver a tener mi apellido – de pronto sus ojos se enfocaron en
mí, pero no dijo nada más.
- No es así… sabes que…
- Nada – volvió a alzar el arma y yo supe que en cualquier
momento podría perder el control sobre ella.
- Esme… por favor… solo baja el arma – alcé las manos y me
acerqué lentamente un paso, ella pareció no darse cuenta. Sus ojos estaban
perdidos en la nada así que aproveché de mirar a Serena y decirle,
silenciosamente que se moviera.
Mi bebé a sus dos años, a penas y caminaba, así que podía
estar segura que sus piernitas le dolían por estar de pie y tan fuertemente
sujeta por la que se supone es su abuela. Las lágrimas no dejaban de caer por
sus mejillas matándome lentamente.
- ¿Sabes? – dejé de ver a mi hija para concentrarme en Esme
-, todo esto está mal – llevó el arma a su cabeza y mi corazón saltó del solo
pensar en que tenía cero control sobre ella -, la que debería estar aquí eres
tú…
Me volvió a apuntar y yo volví a alzar las manos – Deja ir a
Serena y me podrás tender… solo deja que la coja y la ponga en un lugar
seguro...
- Mami… quiero upa – mi corazón se estrujó al escuchar su
voz sobre su sollozo.
- Serena… hija, ven – miré a Esme y ella no le movió, así
que estiré mis brazos y la llamé.
Como puso, mi bebé se soltó del agarré de su abuela y
comenzó a trastabillar hacia mí, sabía que no iba a llegar por lo que me
apresuré a alcanzarla. No debí hacerlo, Esme reaccionó de la nada y el poco
control que tenía sobre el revólver se fue a la mierda porque un disparo resonó
en el lugar, porque un disparo resonó en el lugar cortando el ambiente.
Lo primero que hice, antes de caer inconsciente, fue fijarme
en que mi bebé estuviera bien, pero la inconsciencia no llegaba y no llegó
hasta que vi a mi hija sosteniendo su costado derecho y permitiendo que la
sangre se filtrara por sus pequeñas manitas.
- Mami… - en ese instante supe que el recuerdo de mi hija,
sangrando y sosteniendo su herida, me acompañaría por el resto de la vida.
.
.
.
- Mmm – me removí pero no podía despertar porque más que
trataba, sabía que estaba semi despierta pero mis ojos me pesaban demasiado.
- Bella… amor… abre los ojos, estabas soñando.
Solo después de que Edward me removiera con insistencia fui
capaz de abrir los ojos. en cuanto lo hice, me di cuenta del porque no podía
hacerlo, mis ojos y mis mejillas estaba completamente bañados de lagrimas.
Y como siempre que me pasaba esto, Edward me tomó entre sus
brazos y me acunó hasta que los sollozos se me pasaban.
- Shuuu, amor, tranquila… todo estará bien.
- Serena – gemí y me aferré con fuerza a su piyama.
No importaba que hubieran pasado años desde el incidente,
tal cual lo predije ese día, ver a mi hija caer ensangrentada, era una imagen
que nunca se me olvidaría.
- Bella, amor… sé que hoy es un día difícil, pero…
- Solo quisiera que ella estuviera con nosotros hoy, que
viera a su hermano graduarse del instituto… ¡ella debería estar aquí graduándose
con él!
Sabía que Edward estaba igual de afectado que yo, lo vi en
su mirada y en el brillo de sus ojos, por eso respiré hondo e hice todo lo
posible por controlar mi llanto. Le di la mejor sonrisa que fui capaz de poner
y me auto convencí que este pequeño ataque era solo por el hecho de ver a mi
hijo graduarse del instituto y convertirse en un hombre.
- Yo también la extraño… ¿lo sabes no? – asentí porque con
el tiempo comprendí que el dolor no era solo mío -, pero ella está en un lugar
mejor, ya hablamos de esto…
- Lo sé… pero ya sabes – le sonreí -, es solo por la fecha…
yo sé que ella está bien, mucho mejor y… es solo que ando algo sentimental.
- Bien, entonces será mejor que nos levantemos y nos
comencemos a preparar o si no Marty nos matará por llegar tarde a su graduación.
Ya teníamos aparte la ropa que usaríamos, así que no nos
demoramos nada en prepararnos. Para cuando bajamos, con Edward, nuestro hijo ya
nos estaba esperando.
- ¿Por qué se demoraron tanto?... ¡se hace tarde!
De todo lo rebelde que pudo ser mi hijo, tuvo que salir
completamente obsesivo por el estudio, su misión era estudiar negocios, como
Edward y ese objetivo parecía seguirlo sin dejarlo ver nada más. Bueno, por lo
menos era feliz, y más feliz luego de quedar en Columbia, igual que su padre.
- ¿A quién se le ocurre hacer una ceremonia de graduación en
la mañana? – rezongó mi esposo.
- No lo sé… pero apúrense.
Miré a Edward y me encogí de hombros – Ya sabes que no salió
a mí.
- Bueno, ni a Jasper ni a mí tampoco… así que insisto que su
personalidad está en tus genes.
Rodé los ojos y seguí a mi hijo, quien, como siempre se
detuvo a un lado de la puerta y le dio una mirada a la foto de Jasper que descansaba
en la mesa de arrimo. Con Edward, pusimos esa foto ahí desde que nos mudamos a
esta casa, queríamos tener un pedacito de él con nosotros y la verdad es que su
presencia era algo que no podíamos negar, además, no es que alguno quisiera
hacerlo.
La ceremonia de mi bebé fue hermosa, pero cuando lo
llamaron, nuevamente no pude evitar pensar en que faltaba su hermana a su lado,
por suerte, Edward sintió lo mismo y tomó mi mano dándome su apoyo. Mi madre,
Eleazar, Alec, Alice y su hija Zafrina, eran la única familia que teníamos, así
que como en cada acontecimiento, ellos estuvieron a nuestro lado.
Luego… del incidente hace tantos años y de que se llevaran a
Esme a un centro psiquiátrico, solo tuvimos noticias de la familia de Edward
por lo poco que salía de la boca de Alice, sé que Edward descubrió que Esme no
actuó sola, que Rosalie la ayudó, pero yo en esos momentos tuve una recaída de
mi depresión y todos estuvieron de acuerdo en que lo mejor era no decirme nada.
Lo único que recuerdo con claridad, fue la llegada de Edward unos segundos después
del disparo, sé que estuvo a mi lado, pero luego de apuntar a Serena, me dejé
vencer y cerré los ojos perdiéndome en la inconsciencia. Solo al despertar en
el hospital pude entender un poco mejor como se habían desarrollado los hechos.
En un principio, y luego de que encerraran a Esme, sentí
pena y rabia, por Edward, ya que no encontré justo que él se alejara de su
familia por completo, pero lo entendí, sobre todo cuando me dijo que su
verdadera familia éramos nosotros.
En su momento, le dimos tantas vueltas al asunto hasta que
un día decimos dejar ir el pasado porque entendimos que si vivíamos pegados en
él, nunca viviríamos por completo. Era difícil, extrañábamos a Jasper y a
Serena pero… a la larga entendimos que las cosas pasaban por algo.
- ¡Mamá… papá!
Con Edward, nos volteamos, sin soltar nuestras manos, si
antes mis ojos picaban por las lagrimas contenidas, en ese momento se dejaron
ir.
- Edward – gemí tirando de su mano.
Lo vi y su expresión era la misma que la mía. Ambos la mirábamos
sin entender lo que estábamos viendo.
Sin soltarnos corrimos hacía ella. Por suerte la ceremonia
ya había terminado y no estábamos dando un espectáculo.
- Hija – solté la mano de Edward solo para rodear con fuerza
a mi hija -, ¡Dios!, pensé que no podías viajar… - la solté solo para tomar distancia
y tocar su abultadísimo vientre.
- Thomas consiguió el permiso… y me vino cuidando todo el
camino – detrás de mi hija vi a su novio quien me sonrió pero sin interferir en
nuestra burbuja -. ¡Papá!
Con amor, vi como nuestra hija se colgaba del cuello de su
padre. Desde que se fue a vivir a Londres con una beca de música a los quince
años que la veíamos tan poco que dolía, pero solo, cuando, hace ocho meses nos enteramos
de su embarazo es que realmente sentimos su ausencia. Recuerdo que apenas nos
contó, con Edward tomamos el primer avión a Londres e hicimos de todo para
traerla de regreso, pero ella, a sus diecisiete años, ya era toda una mujer,
ella y Thomas, su novio, habían planificado muy bien sus siguientes pasos e
incluso habían conseguido un piso en el que vivían cómodamente.
Sí, que tu hija quede embarazada siendo una adolescente no
es el ideal, pero ella era feliz y por consecuencia nosotros éramos felices…
aunque aún no perdíamos la esperanza de que se volviera a Estados Unidos.
- ¡Serena!
Sonreí y sentí los brazos de Edward rodearme mientras ambos,
veíamos a nuestros hijos abrazarse, el que fueran mellizos siempre los mantuvo
muy unidos, y con Edward sabíamos que la distancia, también les hacía bastante
mal a ellos.
Solo después de que los saludos, a Serena por su regreso y a
Marty por su graduación, cesaron, me di cuenta de la expresión de dolor en el
rostro de mi hija.
- Serena… cariño, ¿Qué pasa? – mi madre, que era la más
cercana a ella fue la primera en acercarse.
- Creo que acabo de romper agua… viene mi bebé.
Miré a mi hija y luego a mi esposo con los ojos bañados en
lágrimas.
No importaba el dolor, la pena, la rabia, la frustración, la
traición ni nada… si todo lo que habíamos vivido es lo que nos traía a este
momento, ante la presencia de una nueva vida, pues todo podía darse por
bienvenido.
Supe volver a vivir cuando Jasper murió.
Supe volver a vivir cuando Edward se fue.
Y supe volver a vivir, cada día, después de decidir que una
maldita depresión no me quitaría mi futuro.
FIN
waooo que final de infarto... me encanto llore mucho...
ResponderEliminaro.O casi que no la cojo, que susto tan terrible me pegaste, pense que se habia muerto.
ResponderEliminarmenos mal que no fue asi
porque Bella y Edward no tuvieron hijos propios?
Me Encanto y me mato lo que iso esme por un momento crei que serena habia muerto,pro al final fue una de las mejores historias que e leido.
ResponderEliminarAhhhhhh joha como me has hecho sufrir jajajsj me encanto!!! Eres una GRAN escritora te felicito que bello final <3
ResponderEliminarSiempre me ha gustado esta historia, desde el principio la seguí y me atrapó. Nunca he tenido alguna queja, solo ahora es que lo hago y en una pregunta:
ResponderEliminar¿Por qué Edward y Bella no tuvieron hijos propios?
Eso es algo que me deja una sensación agridulce... Hubiera sido maravilloso el que tuvieran hijos producto de su propia relación, es hermoso que Serena Y Marty lo hayan visto como padre y viceversa pero si me habría encantado saber que su amor dio frutos :/
Eres muy mala haciéndonos creer que Serena había muerto, eso no se hace.... Pensaba que Esme llegaria a cambiar pero me equivoqué.
ResponderEliminaral final todo ha sido como debería ser y a pesar de todos los altibajos y sufrimientos causados han sabido sobreponerse y estar juntos contra todo y todos
Aww jo ha lo ame hermoso final para una hermosa historia... tu si que eres mala mira que hacernos creer que serena estaba muerta luego que fue un sueño y despues que si estaba muerta y luego que solo se había ido de viaje si que eres mala tenias que parar no el corazón hasta en el ylimo Cap hahahaa.. porque editar y bells no tuvieron hijos propios hubiera sido perfecto....
ResponderEliminarGRACIAS JOHA POR COMPARTIRNOS TAN HERMOSA HISTORIA<3
Joha me mataste todo el capitulo pensé que había pasado lo peor.... muy lindo el capitulo final. Muy linda la historia la seguí a cada momento... :D
ResponderEliminarPero que buen final!!!!!!!!!!! Después de todos los momentos tensos, al fin pudieron ser felices. Uff casi me mataste con lo de Serena si!! Gracias por escribir estas historias que nos alegran los díaas y nos sacan un poquito de la realidad :D , que estés excelente Joha :D
ResponderEliminarJoha... como nos haces esto? casi me muero.... genial historia, gracias por haberla compartido!!!
ResponderEliminarHolaa ame este final aunque estabaa medio asustada por que nos hiciste creer que Serena habia muerto ahhh dios que susto me dio eso!! me gusto mucho de principio a fin esta historia ...solo tengo una duda por que bella y edward no tuvieron hijos propios'???!!
ResponderEliminargracias Joha por compartirla con nosotras!! y esme una loca que nunca cambio que malditaa! me gusto que tuvieron su final feliz y juntoss!!!! hermosa historia!!!! besos enormes ...buen fin de semaanaa!! y que se hayann casadoo tambienn me encantooo!!!!! :)
Buenisima esta histporia me encanto, te felicito. Pili
ResponderEliminarSABES AME ESTE FINAL AUMQUE A RPNCIPIO ME DEJSSTE COM WTF ME ASUSTASTE COMO QUE LA MATASTE OYE ELLOS NO TUVIERON BBS Y NUNCA CAMBIO NI ESME Y ROSAIE BUENO UNA GRAN HISTORIA NOS VEMOS EN LAS OTRAS CUIDATE QUE 3STE BIEN
ResponderEliminarme diste un susto pense lo peor...
ResponderEliminarme encanto la historia y el final :)
barbaraa
simplemente wow!! como todas pendé lo peor!! simplemente me encanto la historia, la extrañaré, sin duda de mis preferidas!
ResponderEliminarbuen final!! hubiese sido mejor si hubieran tenido bebes propios edward y bella!! como dicen arriba un fruto de su amor!! y me sorprende que no tuvieran es que edward es esteril o que????
ResponderEliminar=O!!!!
ResponderEliminarNotable
Slds
increible increible final! di por muerta a 8 personajes q desp revivieron mas o menos ajajajajajjajaja! esme dios! la matariaa!!! increible joha! a mejor historia hermosisisismaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarfascinante final ,no hay palabras para compensar lo maravillosa historia que fue ...Gracias linda...
ResponderEliminarUn final forzado, sin nada de inspiración, revuelto y sin sentido. Lástima porque el resto de la historia es hermoso muy hermoso.
ResponderEliminarAnnie c.
hola k tal??
ResponderEliminarme encanto el final.. por poco crei q serena habia muerto... pero bueno este es sin duda una de mis historias favoritas.. felicidades y gracias por escribirla.
un besito y cuidate
yo tambien me perdi en el final, pero que bueno que serena no murio, solo me faltaron mas hijos por parte de edward.
ResponderEliminarsaludos