Rescatame - Capitulo 31

Hola!!!. Chicos, aca esta el capitulo, se que puede tener muchas reflexiones de Bella pero piensen que no es facil lo de Marie, espero que traten de adivinar quien dijo la ultima frase. Besos!!

Summary: Vivo un infierno y ruego porque algún día llegue un ángel a rescatarme, pero se que es imposible, así que es mejor escapar a mi lugar. ADVERTENCIA, contiene material para mayores de edad.

Capitulo 31

Me senté mirando hacia la venta y perdí por enésima vez la noción del tiempo, las gotas de lluvias pasaban creando una pantalla casi impenetrable, quería voltear la mirada pero no podía, se que necesitaba ayuda pero no tenia caso, no era depresión pos parto, era solamente algo que nunca había sentido… odio.

No me importaban las veces que Emmett me había golpeado, no me importaba las veces que me violo o maltrato, nada de eso me importaba porque nada de eso tenía comparación con lo que me había hecho ahora. Había herido a la única personita que no se lo merecía, lo odia a él por haberle hecho esto a Marie y me odiaba mí por no haberlo detenido. Tenía unas ganas incontrolables de ir a la prisión y ponerle un balazo entre ceja y ceja… mi pobre bebé… ella no se merecía esto… no se merecía que le pasara esto.

- Amor… ¿Cómo estás?

Me gire a ver a Edward y estaba igual de demacrado que yo… parecía que habían pasado días desde que nos enteramos de la condición de Marie, pero solo hace dos horas había despertado y hace una hora y media me había enterado.

- Es culpa de Emmett – murmure – el me golpeo sin compasión sabiendo que estaba embarazada… él le hizo esto a Marie

Es verdad, nunca había sentido tanto odio como ahora.

- Amor… - se me acerco y se sentó a mi lado – aun no sabemos

- Edward – lo mire seria - ¿de verdad estás diciendo esto?, tu sabes que es verdad

- ¿Y qué? – suspiro haciendo que apretara mis manos en puños al ver su relajo – sentir odio hacia ese maldito no nos traerá nada, lo que necesitamos ahora es concentrarnos en Marie… nada mas

- ¿Cómo esta ella? – relaje mi expresión y me concentre en él

- No se – suspiro pasando sus manos por sus cabellos y desordenándolos bastantes – no te voy a mentir porque no tiene caso, lo único que me dijeron – volvió a suspirar pero esta vez mas profundamente – le están haciendo exámenes aun… no sabemos que tiene

- ¿Se va a morir? – a penas y lo susurre

Desde que me había enterado que Marie estaba tan mal y que no sabíamos a ciencia cierta lo que tenia no he podido dejar pensar en que se puede llegar a morir y eso era algo que me tenía al borde de la histeria.

- No – negó rápidamente – olvídate de eso ¿sí? – tomo mis manos y las beso

- Lo quiero matar – susurre ahora llorando a mares – quiero ir y matar a Emmett por provocarle esto a mi bebé

- Amor… por favor… no quiero verte así, Marie nos necesita y debemos estar enteros para ella, Ángela va a venir ahora con los resultados de los exámenes y necesitamos estar bien… ¿sí?, además… es muy probable que los problemas de Marie tengan que ver con lo prematura que nació

Había olvidado eso, ni siquiera me había detenido a pensarlo, solo me había concentrado en que lo que tuviera mi beba era culpa de Emmett, por mucho tiempo me eché la culpa a mi por las cosas que me pasaban, pero cuando me di cuenta que no era así me dedique a culparlo siempre a él. Creo que ahora no era la excepción porque fuera como fuera, Emmett me había golpeado sabiendo que estaba embarazada y ni siquiera eso lo había detenido.

Solo asentí y deje que sus brazos me protegieran, me acurruque en su pecho y deje que mi mente vagara por cualquier lugar.

- ¿Dónde están todos? – hable sobre su pecho

- Afuera, les pedí que no entraran hasta que habláramos con la doctora Weber – beso mi cabeza y me sentí un poco más relajada por tenerlo así

Estuvimos unos minutos más en la misma posición hasta que sentimos la puerta abrirse, inmediatamente nos acomodamos y esperamos a la doctora Weber, en su rostro vi que no era nada muy bueno, así que sin poder controlarlo las lágrimas volvieron a mí haciendo que me ahogara un poco.

- ¿Cómo esta? – hablo Edward acariciando mi espalda

- Mejor – su tono era demasiado suave

- Doctora, quiero saber algo… ¿esto tiene algo que ver con los golpes que recibí en el embarazado?

Se hizo un silencio en la sala y note lo complicada que estaba Ángela con esto así que espere hasta que hablo.

- En parte… pero no mucho… lo que tiene Marie lo hubiera tenido de todas formas

Suspire un poco mas relaja pero lamentablemente necesita un culpable y este era Emmett, para mí lo que le pasaba a mi beba era culpa de ese animal y de nada más.

- ¿Y ya saben lo que tiene? – se atrevió a preguntar Edward

- Si – Ángela dejo sus papeles en la mesa que estaba al pie de mi cama y nos miro – van a tener que ser fuertes para esto… es algo complicado y…

- ¡Doctora! – me exalte un poquito

- Marie es ciega – mi corazón de detuvo por unos segundos antes de comenzar a bombear como loco – la examinamos bien y tiene una cegara congénita

- ¡Oh Dios!

Tape mi rostro con ambas manos y no supe bien el motivo, primero pensé que era por lo que se nos venía, no sabía mucho de la ceguera además de lo típico, pero si sabía que la vida de mi dulce beba no iba a ser como la de cualquier otra, las discriminaciones, burlas y maltratos llegaron a mí como si fueran mil dagas apretando mi pecho, en un segundo se me paso la vida entera de mi hija, una vida donde iba a tener que pasar por todo, no podría ir al mismo colegio que todos los niños, no podría jugar en el parque, no podría conducir, ¡Dios!

El primer segundo me concentré en todo lo que mi hija no iba a poder hacer pero en el siguiente segundo me concentre en todo lo bueno, mi Marie estaba bien y aunque insisto que no conozco mucho de la ceguera si se que podrá tratar de tener una vida normal, podrá leer solo que de otra forma, podrá estudiar de igual manera y hasta los computadores ahora traen esos programas que reconocen la voz y escriben lo que se habla al micrófono. El siguiente segundo me concentre en que mi hija estaba viva y que aunque para muchos la ceguera fuera una discapacidad yo le iba a enseñar que no es así, mi niña va a ser fuerte y juntos íbamos a salir adelante con esto.

- ¿Va a ver?... digo… en un futuro – mire a Edward y estaba aun mas asombrado que yo

- Lo siento señor Cullen pero eso es incierto, quizás en unos años se le pueda hacer un trasplante de corneas pero eso aun es – frunció la boca como buscando las palabras adecuadas – eso aun está en pañales y no soy experta en el área… les recomiendo que visiten a un medico experto y consulten sus dudas con él

- ¿Entonces mi hija está bien? – quise asegurarme

- Si – me sonrió mucho más relajada

- Lo siento doctora pero… - Edward se puso colorado mientras hablaba – esto, la ceguera congénita… ¿A que se refiere?

- Me refiero a que no hay causas genéticas involucradas… puede que se deba a los golpes sufridos por Bella en el embarazo – me estremecí ante eso – puede que sea porque la nena nació prematura o puede que sea por nada… no podemos saber exactamente porque le paso esto a Marie… y como les dije, no soy experta y no puedo decirles mucho mas así que…

- Muchas gracias doctora – por fin pude sonreír de verdad

- ¿Podemos verla?

- Lo siento, Marie está en una incubadora y aísla pero solo hasta mañana… mandare a una enfermera a buscarlos cuando puedan verla ¿sí?

- Ok, muchas gracias nuevamente

- No es nada… y me alegra saber que Marie tendrá unos padres que estarán ahí para ella, aunque no lo crean no todos los padres reaccionan bien al saber que hay algo “fuera de común” – dibujo las comillas en el aire – con sus hijos

- Disculpe doctora – la ataje antes que se fuera – pero quería saber si tiene algún especialista para recomendarnos

- Claro – asintió – mañana les traeré toda la información

La doctora Weber salió del cuarto y solo se escucho nuestra respiración por unos largos minutos hasta que la puerta del cuarto se volvió a abrir. Nuestros padres y Esme nos miraban demasiado impaciente, note en los ojos de más de uno que habían estado llorando, quizás debería golpear a alguien por habernos dados tantas horas de incertidumbre pero ahora más tranquila puedo decir que así fue mejor ya que nos dieron la información completa y confirmada.

- Hija – mi madre corrió hacia mi seguida de Esme y Lizzie

- Ey – me separe de ella y mire a Edward para darle a entender que iba a hablar – tenemos que decirles algo – tome aire y llene mis pulmones de él antes de poder hablar – Marie está bien – sonreí contenta – pero nació ciega – trate de decirlo como algo normal pero supe que aun así impacto a nuestra familia

- ¿Está bien? – mi padre estaba serio y con el ceño fruncido

- Sanita pero estará en observación hasta mañana porque nació prematura – aclaro Edward

- Si – siguió Carlisle – tratamos de que nos dejaran verla en la incubadora y nos dijeron eso mismo

- Y tu mi niña… ¿Cómo estás? – Esme apretó mi mano y acaricio mis cabellos

- Es mi beba – dije lo obvio – se que va a ser difícil y aunque creo que no lo hemos tomado mal sé que es una situación complicada, nadie está muy informado sobre esto y creo que ya tendremos tiempo para pensarlo después… ahora lo único que me interesa es saber que mi hija está bien

No quise mencionar mi monologo interno en donde descargue todo mi odio en contra de Emmett, jamás pensé sentir ese odio pero ahora que soy madre puede confirmar que una madre por un hijo es capaz de hacer y pensar hasta las cosas más inimaginables posibles, ahora mas tranquila me sentía un poco mal por desearle la muerte a mi ex esposo pero aun así no se me iba todo mi odio, había una posibilidad de que lo de Marie fuera su culpa y lamentablemente en mi corazón siempre iba a guardar ese sentimiento por él.

- Estoy bien – les sonreí

- Bien nuera mía… supongo entonces que ahora tendremos que comprarle otros juguetitos a mi nietecita… ¡Ohh! – chilló mi suegra – podemos comprar por internet… una amiga me conto que hay una página donde venden de todo para los bebes… debemos comenzar a estimular sus sentidos desde chiquitita y también podríamos…

- ¡Ey! – la paro mi madre – yo voy a ver eso – la apunto

- A ver si me ganas

Vi las ganas de Lizzie de sacarle la lengua a mi madre pero como ya les era costumbre solo se enfrascaron en sus discusiones sin mucho sentido.

- Todos vamos a estar aquí para ti – susurro Esme a mi lado

- Lo sé – estire mis brazos como pude y la abrace

Todos estuvieron en el cuarto hasta que se hizo tarde y tuvieron que irse, de verdad que no esperaba tan buenas reacciones pero creo que aunque les impactara la noticia no lo iban a dar a conocer, todos teníamos que procesar esto y ya después vendrían mayores reacciones de esto.

Con Edward nos quedamos quietos, él se acostó a mi lado y así nos quedamos por mucho tiempo, con algún esfuerzo logre apoyar mi cabeza en su pecho y mientras él me acariciaba el cabello yo hacía lo mismo con su pecho, nos estábamos dando ánimos sin decir nada, ahora venia el acto de procesar la información y aunque quisiera deja los prejuicios y todo lo demás atrás no pude evitar que al cerrar los ojos la imagen de ver los ojitos de mi hija sin vida y que no se enfocaran en mí, me golpeara como un duro golpe al medio de mi rostro.

No quería pensar cosas por el estilo pero sabía muy bien que a medida que pasara el tiempo iba a haber veces en las que me dolería el alma que mi hija no pudiera ver pero también sabía que este era un proceso y un cambio de hábitos para todos, tendríamos que aprender braille y modificar unas cuentas cosas en la casa, pero a pesar de todo solo había una cosa de la que estaba totalmente segura y eso era que pasase lo que pasase iba a amar a mi hija con todo mi corazón.

- Nada va a ser distinto – murmure sobre el pecho de Edward

- Si amor… muchas cosas van a cambiar empezando porque si antes iba a ser un papá sobreprotector ahora lo voy a ser mucho más

Sonreí abrazándome aun mas a su pecho y después de un momento sentí como nuestras respiraciones se acompasaban y como mis parpados se comenzaban a cerrar. Por el momento solo quería dormir para que cuando abriera los ojos poder ir a ver a mi hija, con ese pensamiento me fui al lugar de los sueños.

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- Señora Cullen – sentí como alguien me movía el brazo, quise reconocer la voz pero mi mente aun estaba dormida

Después de unos movimientos mas logre abrir los ojos y después de pestañear un par de veces para lograr enfocar mi vista pude ver que quien me había despertado era una enfermera que me estaba sonriendo.

- Perdón – me desperece un poco y logre sentarme en la cama - ¿Edward? – mire a todos lados y no se veía

- Su esposo fue a firmar algunos papeles… yo vengo a ayudarla para que puede ir a ver a su hija

- Ohhh… muchas gracias

No pude decir nada más por la enorme sonrisa que tenía en mi rostro a penas y me dejaba moverme.

La enfermera me ayudo a ponerme de pie y a trasladarme a una silla de ruedas, cuando me moví me di cuenta por primera vez que estaba bastante adolorida, ni siquiera me había detenido a pensar en mi dolor así que eso lo había pasado por alto.

- ¿Le duele?

- No… bueno, solo un poco, pero estoy bien – aclare antes de que me dijera que mejor no fuera

- Después de que vea a su hija podrá venir a descansar – me sonrió

Agradecí que no saliera con los típicos comentarios de enfermera de que no pude mover, no me puedo girar, no puedo pestañear y esas cosas. No, esta chica entendía y no tenía intenciones de dejarme sin ver a mi hija.

- Espero un momento mientras viene su esposo

Ya varias veces se habían referido a Edward de esa forma pero no tenía intenciones de corregirlos, Edward era mucho más que un marido para mí, era mi vida entera y no lamentablemente para algunas personas eso no lo era todo, así que si querían ver Edward como esposo, yo no los iba a corregir.

- ¿Lista?

Levante la vista para a Edward sonriéndome, cuando lo escanee note que se había cambiado la ropa y que tenía el pelo mojado, así que supuse que nuestros padres estaban devuelta en la clínica.

- Mas que nunca

Edward tomo mi silla de ruedas y en cuanto salimos del cuarto nos encontramos con la enferma mirándonos, ella nos guio por los blancos pasillos de la clínica, ahora agradecía mas que nunca que esto no fuera un hospital ya que si no estaba deprimida por todo esto, ver casos muchos más complicados, familias llorando o lo que fuera, si lograría desequilibrarme, díganme miedosa o lo que quieran pero prefería que esto fuera así, lo único que quería era ver a mi hija.

Cuando llegamos al final del pasillo largo, la chica nos hizo entrar por una puerta donde decía “neonatología”, no necesitaba mucho para saber que era ahí donde tenían a los bebes, y por supuesto, ahí estaba llenos de carros con bebes de frente a una pared de vidrio, parecían expuestos pero se veían felices ante la atención que referían, seguramente no sabían a quien estaban viendo, pero a ellos les faltaban ganas para reírse y hacer muecas.

Detrás de los bebes en los cuneros estaba otra puerta donde supuse que estaba mi Marie y por supuesto en cuanto entramos note que ahí estaba su incubadora, era la única en ella, así que estaba solita.

- Mi niña – Edward me acerco y pudimos verla – es muy chiquita – susurre

- La verdad es que no lo es tanto para ser prematura – miramos a la enfermera – los dejare un momento a solas con ella… después vendrá un medico a hablar con ustedes

- Muchas gracias – le sonríe

La chica se fue y yo con mucho esfuerzo logre ponerme de pie para verla mejor, era hermosa, rosadita y arrugadita, la imagen perfecta para una recién nacida. Sin quererlo cuando abrió su boquita para bostezar, las lágrimas comenzaron a caer por mis ojos sin control alguno, no lloraba por verla en la incubadora ni porque cuando abriera los ojitos no vería nada, lloraba porque estaba viendo a mi hija… porque por fin era madre.

- Somos papas – susurre a la vez que Edward me abrazaba

- Lo somos amor

Me gire hacia él y uní nuestros labios en un casto pero cargado de emociones, beso. Luego de que nos separamos nos quedamos pegados y abrazados, estuvimos así hasta que el gorgoteo de nuestra hija nos saco de nuestra ensoñación y nos hizo poner toda nuestra atención en sus delicados y cortos movimientos.

- ¿Qué pasa cariño?

Metí mis manos por los guantes que sobresalían y pese a que el látex era grueso pude acariciar su manito, no le sentí la piel ni mucho menos pero me conforme con tenerla así de cerca.

Era verdad lo que había dicho la doctora Weber, ella se veía bastante bien, pero ahora que la veía con mis propios ojos me sentí mucho mejor, no es que no le creyera pero supongo que las madres somos así.

- Hola pequeña Marie – susurro Edward golpeando un poquito la incubadora y ella reacciono inmediatamente

Reímos ante la acción de nuestra hija y nos volvimos a abrazar. Por unos momentos nos mantuvimos tratando de llamar su atención para ver como ella nos hacía caso y nos sentía. Ahora que la veía tan atenta para su condición de prematura caí en eso que dicen de desarrollar más los otros sentidos, quizás era por eso porque nos sentía tanto, como no tenia su visión su oídio debía estar más agudo.

- Creo que su oído es más agudo – comento Edward

- ¡Ey! – le pegue un codazo - yo ya había pensado eso – me queje

- Bueno amor – susurro abrazándome desde atrás y poniendo sus manos y mi ahora menos abultado vientre – supongo que estamos conectados

- Lo supongo

Parece que los silencios se estaban haciendo costumbre estos días, así que nos quedemos solo en silencio mirando a nuestra hija hacer prácticamente nada, no sé si se quedo dormida o si estaba despierta pero solo con verla me conformaba, el ver su pechito subir y bajar bastaba para mí.

- Cásate conmigo

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Besos, Joha!!