miércoles, 1 de febrero de 2012

OS: Cuando me sonríes


Bueno chicos, les cuento, este OS lo escrbí hace mucho tiempo para un concurso, ahora que ya terminó puedo publicarlo, es super especial porque hice algo que nunca hago, escribí mi historia, si, esto me pasó a mi menos el final, me asusté mucho y estuve un largo tiempo asi. Se que no es de lo mejor pero por eso mismo creo que no vovleré a escribir sobre :) Besos!!!!

Cuando me sonríes

El estridente sonido del celular resonó por toda la habitación logrando que saliera de mi perfecto y placido sueño. Hacía un calor de los mil demonios así que aun medio dormida pateé la única sabana que cubría mi cuerpo, rezongando conseguí abrir los ojos. Estábamos en plenas vacaciones de verano pero yo no me había salvado de clases, clases de conducción pero clases al fin y al cabo, las que por cierto tenía que aprobar si no quería ir a la Universidad a pie.

Me costó un mundo enteró arreglarme pero lo conseguí sin quedarme dormida. Necesitaba mi dosis de cafeína cuanto antes por lo que ya lista bajé a la cocina, mi día mejoró ni bien olí el café recién preparado.

- Hola – saludé a mi madre mientras me sentaba a su lado

- Hola cariño. ¿Lista para tu primera lección?


 - Si claro – bufé. Aun sentada, me estiré para alcanzar mi taza - ¿Tú como dormiste?

Ahora fue el turno de mi madre para rezongar – La casa roja tuvo fiesta de nuevo – y esa explicación me bastó para saber que mis padres casi no habían dormido

- Esos malditos. – hablé bajito pero aun así mi madre me escuchó – Deberías hablar con sus padres mamá – el primer sorbo de café me despertó por completo

- ¿Los has visto alguna vez? – me miró con una ceja alzada – solo la señora García los vio una vez y eso porque ella se pasa el día entero pegada a  la ventana. Llevamos dos meses viviendo acá y nadie los conoce… no Vale, creo que esa no es una opción

- Tienes razón – entrecerré los ojos tratando de pensar el porqué de tanto misterio – son raros, quizás yo podría ir y decirles algo

El cuerpo de mi madre se puso rígido y serio - ¡No!, no quiero que te metas en esto. No sé porque pero no me gusta para nada esa gente

- A mi tampoco – un último sorbo a mi taza y estuve lista para irme - ¿Sabes? – miré a mi mamá ya de pie – podrías ir a dejarme

- No, ese es tu incentivo para que saques pronto el permiso – ¡Aggg!, pisé fuerte mientras me daba media vuelta tratando de ignorarla - ¡Ey! – me detuvo cuando ya iba en la puerta – sonríe hija, siempre te ves hermosa cuando lo haces – le di una sonrisa mitad mueca para que se sintiera culpable por dejarme ir andando

Si, a mis 18 años sé que soy una chica malcriada y consentida pero también sé que no soy mala, solo que a veces me porto demasiado pasional. Mi baja estatura se compensa con mi cabello rojo que obtuve gracias a la existencia del tinte para cabello y mis ojos casi violeta me dan un aspecto exótico y muchas veces intimidante. Pero se que no es mi aspecto físico lo que me hace destacar, es mi personalidad, no me da pena decir la verdad y aunque mas de una vez me he metido en un lio por ello prefiero hacerlo por algo que dije que por algo que me guardé, una lógica simple que me ha servido para sobrevivir. Aunque siendo sincera muchos dicen que mi sonrisa soñadora es suficiente carta de presentación, claro que cuando comienzo a hablar y a decir cosas que no terminé por pensar muchos se espantan, ¡Bah! mal por ellos, no pienso aceptar al primer idiota solo por no estar sola.

Por lo menos mi larga divagación me sirvió para sentir menos largo el camino ya que cuando volví a la vida real ya había llegado.

- Hola – saludé a un chico que estaba sentado detrás de un escritorio – mi nombre es Valerie Davis y hoy comienzo mis lecciones practicas

- Oh bien – el chico apenas y me dio un vistazo. Mejor, así no tenía que aguantarme miradas asquerosas de cualquier pervertido – toma asiento – apuntó unos sofás individuales. Eran cuatro y solo dos estaban libres – tu profesor enseguida vendrá

- Gracias

No alcancé siquiera a acomodar mi trasero cuando sentí a alguien de pie frente a mí.

- ¿Valerie Davis?

Alcé los ojos para comprobar que era mi profesor – Si… soy yo – me puse de pie acomodándome la cartera en el hombre

- Bien… vamos señorita Davis

Lo seguí hasta los estacionamientos en donde abrió un Kia algo, no se la marca pero era pequeñito, ideal para que mis cortitas piernas alcanzaran los pedales sin necesidad de usar un cojin o algo por el estilo.

- Entre señorita Davis

Miré como sostenía la puerta del piloto para mí. Esto no tenia sentido – Yo… no se manejar – sé que era algo estúpido para aclarar ya que por algo estaba ahí

- Eso lo sé – el hombre sonrió y comprobé que le faltaban un par de dientes – pero no se preocupe señorita Davis… está bien que se siente aquí, yo conduciré desde el otro lado

Me encogí de hombros, después de todo él es el profesor – Es Valerie por cierto – no iba a pedirle que me dijera Val pero tampoco quería ser llamada “señorita Davis”

- Valerie – asintió él – entonces comencemos

.
.

La música de Jimmy Eat World resonaba en toda la sala de estar, eran pasadas las diez de la noche pero seguía haciendo un calor asfixiante así que decidí dejar las ventanas abiertas y también un poco las cortinas para que el aire circulara. El día había sido malo, que el auto fuera chico no me ayudó en la coordinación de pies, aun no entendía como cambiar del embrague al acelerador, aunque según mi padre era solo cosa de costumbre y después de todo recién fue mi primera lección.

- Cariño, nos vamos a acostar – mi madre estaba de pie frente a mí con su pijama ya puesto

- Bien – asentí dándole una sonrisa – buenas noches

- No te quedes hasta tan tarde y… - se fijó la ventana abierta por donde se colaba mucho mas fuerte el ruido desde la casa roja – solo no te quedes hasta tan tarde

Asentí desviando la mirada hacia mis escandalosos vecinos - ¡Cabrones ruidosos! – se que aunque no subí la voz mi madre me escuchó

En cuanto me quedé sola volví a concentrarme en el computador, odiaba los chats que estaban tan de moda pero amaba youtube, excelente invento de no sé quien, me podía pasar la noche entera viendo videos y eso es lo que estaba haciendo, por lo menos lo que hice hasta una hora más tarde cuando me venció el cansancio. Apagué todo y estaba lista para acostarme cuando iba a cerrar la ventana, en vez de eso saqué la cabeza por la misma centrando toda mi atención en los ruidosos de al frente, tal parecía ser que su vida era esa, pobre niñas, no tenían más de 14 años y podía apostar sobre algunas cosas que pasan ahí adentro, sobre todo ya que no había un solo adulto responsable. En fin, no tenía caso pensar en ello así que después de tomar la rica brisa nocturna iba entrando la cabeza cuando una salió por la ventana de la casa roja, una chica me quedó mirando fijamente, quizás algo intimidante pero no pensé en mostrarle miedo ni nada, así que me acomodé mejor y también la miré, yo no iba a entrarme antes que ella, y así fue, un segundo después su cabeza se perdió al interior de la casa, con ánimos renovados me entré y me fui a encontrar a Morfeo.
.
.

- ¿Vas a salir hoy?

Negué con la cabeza – No – hablé con esfuerzo por tener un pedazo de pan atravesado en la garganta. Tragué antes de seguir – estoy muerta y Laura va a salir con su novio

- Vale… no has salido mucho desde que nos cambiamos de casa – se quejó mi madre – antes siempre ibas a la casa de uno de tus amigos los viernes en la noche

- Bueno – me encogí de hombros – ahora no puedo… viven muy lejos

- Otro punto más para que consigas tu permiso – rodé los ojos, eran muchos los puntos para ello

Tragué lo que tenía en la boca antes de seguir hablando – Eso lo sé pero por ahora no puedo hacer mucho y la verdad es que he mejorado bastante – eso no era del todo cierto, llevaba una semana en el curso y a mi parecer no estaba en el mejor nivel. Por lo menos eso entendía de los ceños fruncidos de mi profesor

- Quizás podríamos rentar una película… tu padre va a llegar temprano hoy

- No – fruncí la nariz – creo que voy a aprovechar hoy para quedarme hasta tarde en el computador. Mañana no tengo que estar hasta las 11 en el curso

- Bien, pero solo porque hoy es viernes, además tienes que…

La voz de mi madre se cortó cuando resonó el timbre por toda la casa, era raro que viniera alguien a vernos porque solo llevábamos unos meses aquí y aun no conocíamos a nadie como para tener visitas sorpresas. Quizás era un vendedor o algo. Podría haber sido Lau pero eso era imposible. ¡Mierda! extrañaba tanto a mis amigos que a veces me arrepentía de que nos hayamos mudado.

- ¿Val? – dejé de ver mi taza para ver a mi madre – un chico te busca – tuve que fruncir el ceño ya que mi madre no llamaba “un chico” a cualquiera de mis amigos y que viniera alguien a verme era por lo menos raro

- Que raro – me levanté de la silla acomodando mi camiseta que se había arrugado - ¿no lo conoces?

- No… no lo hice pasar por eso mismo

- Bien – quizás solo era alguien de por aquí que se compadeció de la pobre chica sin amigos. ¿Eso era una posibilidad no?

Como no lo iba a dejar pasar me fui hasta la cocina para salir por la puerta de ahí, atenderlo desde la reja iba a estar bien. En cuanto puse un pie en el patio lo vi y ¡mierda! que fui una perra por los pensamientos que tuve pero es que debían hacer por lo menos 30 grados y el chico estaba vestido completamente de negro, con chaqueta y gorro incluido. Pero no fue eso lo que me hizo sentir peor por mis pensamientos, sino ese rostro que me miraba tan extrañamente, estaba claro que tenía un poco de sobrepeso y eso se reflejaba en sus cachetes hinchados que se expandieron aun mas en cuanto me vio. Insisto, esto esta raro.

- ¿Val? – el joven sonrió y se apegó a la reja casi desesperadamente – oh, no sabes cuánto esperé este momento. Tienes la misma sonrisa que imaginé en mi mente

- ¿Quién eres? – los cachetes inflados del chico se aflojaron ante mi tono un tanto frío – ¿Te conozco?

Bien, ahora sí que estaba siendo una perra pero es que algo dentro de mi me dijo que tuviera cuidado, ese rostro redondo y casi tierno no me inspiraba ni una gota de confianza y si a eso le sumamos que este chico supiera mi nombre me daba una ecuación que como resultado me pedía que lo mandara por un tubo.

- ¿Cariño? – respiré hondo para no gritarle por su forma tan familiar de hablarme - ¿Qué es lo que pasa Val?

- Espera – ok, lo entiendo, esto era una broma ¿no?, fruncí los labios para no reírme anticipadamente - ¿Esto es una broma? – pregunté lo que estaba pensando - ¿Te mandó Laura?

- No Val… tu amiga no me mandó, de hecho pensé que tú me la ibas a presentar

Una puntadita de miedo me golpeó en el pecho pero la dejé pasar – Bien, entiendo… entonces supongo que me conoces de…

Le di ánimos para completar su frase – Del chat Val… llevábamos chateando mucho tiempo y tú me dijiste que viniera hoy… que íbamos a estar solos… ¿Qué pasa cariño?

Seguramente a estas alturas debía tener algo de miedo, esto ya no solo estaba raro, estaba extrañísimo pero de alguna forma solo pude reírme, quizás la broma no era la mejor del mundo pero por lo menos si me estaba haciendo reír. ¿Quién habrá sido el que le hizo esta broma?

- Mira… chico – no pude evitar mirarlo con algo de pena – no sé con quien has estado chateando pero no ha sido conmigo, yo no chateo desde hace mucho – por lo menos desde hace unos tres años recordé – así que tengo que decirte que alguien te hizo una muy mala broma al hacerte venir… yo no te conozco, no sé quién eres y de verdad tampoco tengo intenciones de hacerlo

- Val…

- Ojala que algún día sepas quien te hizo esto

Antes de que él pudiera replicar me di media vuelta volviendo a entrar a la casa. Aun tenía una sonrisa bailando en el rostro, pobre chico, ojala que algún día sepa quién fue el desgraciado que le hizo esto.

- ¿Quién era?

- Un nerd al que le hicieron una broma – el ceño de mi madre se frunció sin entender así que me expliqué mejor – alguien se hizo pasar por mí, le dio mi dirección y le dijo que yo lo estaría esperando y el muy tonto cayó…

La sonrisa que estaba fija en mi rostro se fue apagando de a poco a medida que me daba cuenta de que la broma no había sido para él, como pensé en un principio esta fue una maldita broma para mi ¿pero quién? Con suerte Lau y Anto sabían llegar pero dudaba mucho que se supieran mi numero de casa y menos mi dirección completa, además el chico sabia mi nombre, el de mi mejor amiga y hasta podía apostar que me conocía porque no tardó en reconocer. ¡Mierda! ahora esto me gusta menos.

Miré a mi madre con algo de susto, necesitaba saber su opinión porque era muy probable que estuviera exagerando.

- La broma no fue para él – murmuré – alguien me hizo esto a mi

- Una broma tonta y sin sentido – reconoció mi madre - seguramente fue alguien aburrido por las vacaciones o afectado por el calor

- Si – estiré la mano por sobre la mesa hasta que tomé mi celular – necesito saber quien fue

Escribí con rapidez un mensaje para Lau, Anto y Luke que eran los únicos que habían visitado mi casa y conocían mi nueva dirección.

Hola, oye, ¿Tu me hiciste una broma haciéndote pasar por mí en un chat? No me enojo solo quiero saber. Besos, Val.

Lo envié con copia a todos y esperé después de unos minutos Anto y Luke me respondieron, ni siquiera sabían de qué mierda estaba hablando.

La tarde me pasó solo entre pensamientos encontrados, que si estaba exagerando, que si tenía que tomarme esto en serio que si solo había sido una broma estúpida de pendejos sin nada que hacer. Por eso cuando mi padre llegó me sentí mejor de escuchar su opinión.

- Yo creo que fue una estúpida broma de pendejos – gruñó él – pero si vuelve a pasar creo que será mejor poner una constancia o algo – jadeé un poco

- Si – coincidió mi madre – aunque seguramente ni siquiera era para ti… solo debe haber sido una coincidencia cariño

- Tienen razón – estuve de acuerdo luego de meditarlo – pero ahora mejor me voy a acostar, mañana tengo que levantarme temprano

Mi ánimo estaba por el suelo, odiaba esto, el maldito nerd me había echado a perder mi viernes. Siempre fui de esas personas que si tenían algo en la cabeza por mínimo que fuera le daban tantas vueltas que hasta hacían que perdiera el sentido y eso es lo que estaba logrando con esto y no me gustaba la sensación de no poder pensar en nada mas que no fuera esto, solo necesitaba llegar saber la verdad para dejar ir el tema… o para intentarlo.

En cuanto llegué a mi cuarto me tiré en la cama acomodando mi espalda y encontrando por unos segundos mi lugar feliz, oh sí que me amaba mi camita. Cerré los ojos y me mantuve así hasta que ya más relajada recordé que tenía que hablar con mi amiga por lo que estiré mi mano para encontrar el celular, me acomodé mejor y marqué el número de Laura.

- ¿Valerie?

- ¿Recibiste mi mensaje? – ni siquiera pensé en saludarla

- Hola amiga – se quejó – y no, no he recibido nada

Llevé mis manos a mis cabellos para apartarlos de mi rostro – Laura, necesito que me digas la verdad. ¿Tú te hiciste pasar por mí en un chat y le dijiste a un chico que me viniera a ver porque íbamos a estar solos?, amiga te juro que no me enojo, de verdad… solo quiero saber la verdad

- No. – el teléfono se quedó en silencio por un momento – Val, no entiendo de lo que me estás hablando. ¿Qué pasó?

- En la tarde vino un chico diciendo que hace tiempo que chatea conmigo, que yo le di mi dirección y le pedí que viniera… Lau, no sé qué pasa pero fue raro

- Solo una broma Val, no creo que sea nada más

- Todos dicen que fue una broma pero… - si, no tenia caso darle vueltas, era mejor pensar en que era solo una muy mala broma – creo que tienes razón

- Pero amiga – ahora el tono siempre alegre de Laura se ensombreció – ten cuidado igual, uno nunca sabe cuando te puede salir un loco en el camino

- ¡Mierda Lau! ahora me asustaste más – bufé tirando de sus cabellos – he estado toda la tarde entre que me lo tomo enserio y que lo dejo pasar como una broma

- Lo siento pero es verdad… ¿Tienes algún sospechosos?

- No se… - mis pensamientos fueron interrumpidos por el ruido proveniente de la casa roja – si – hablé mientras me levantaba y clavaba mis ojos en esa casa

- Si quieres vengarte…

- No – negué aunque ella no me pudiera ver – no quiero pensar más en esto

- Bien, mejor

- Si… Lau, ¿Nos vemos el próximo fin de semana?

- Por supuesto amiga, solo llámame. Además, tengo alguien para presentarte – ahora gemí de alegría, hace mucho que no conocía a alguien que valiera la pena – te va a hacer bien conocer a alguien

- Si… creo que tienes razón

- Confía en mi amiga… un buen polvo siempre lo soluciona todo. Hasta el que un sicópata te este siguiendo – la risa de Laura fue contagiosa pero no para mi

- Necesito más que un buen polvo… necesito un pene enorme que me saqué el mal humor

- Tendrás más que eso amiga… te lo aseguro

- Bien, eso espero. Adiós

Colgué pero sin dejar de ver a la casa roja, ¡Malditos! ni bien me enterara que ellos habían sido porque era capaz de tirarles un par de piedras a las ventanas.

.
.

La noche fue una mierda, esos ojos nerviosos pero extraños me visitaron durante todos mis sueños, no dormí una mierda y por lo mismo me desperté con enormes ojeras.

- ¿No dormiste bien? – alcé los ojos para ver a mi madre – bien, supongo que fue una pregunta estúpida

- No se mamá – tomé mi taza de café pero no pensé en beberlo– no me gustó lo que pasó ayer

Sentí como se sentaba a mi lado – Mientras más lo pienso creo que es peor pero me gusta menos la idea de que tengas que salir hoy… cambia el camino – me dijo mirándome directamente – no es bueno siempre andar por el mismo camino, cambia la ruta

Un quejido se salió de pecho, entre mi madre y Laura me estaban poniendo de los pelos – Sabes que hay un solo camino para llegar al curso mamá

- Tienes razón – los ojos de mi madre se estrecharon mientras pensaba – entonces quiero que me llames en cuanto llegues y Valerie – me miró fijamente – quiero que me llames si ves a alguien siquiera parecido a este joven, tu padre no está muy contento con esto y ayer hasta pensó en poner una constancia por precaución

- No creo que sea para tanto – quise convencerla y convencerme – de hecho creo que fueron los infelices de la casa roja los que me hicieron esto

- Eso tiene sentido – asintió – y si es así ahora sí que hablaré con sus padres

- Sí, creo que será lo mejor – me puse de pie dejando mi café intacto en la mesa – pero ahora me voy para no llegar tarde

- Hija – me detuve para voltear a verla – no te olvides de llamar

- Por supuesto que no

Llegué en tiempo record al curso, no corrí pero si anduve mucho más rápido, además, mientras más rápido caminaba menos tiempo tenia para pensar idioteces.

- ¿Qué pasa Valerie? Hoy no estás sonriente como siempre

- No me pasa nada profesor – ya estaba sentada frente al volante y quería tratar de concentrarme en ello

El auto se había puesto en marcha – Si quieres hablar de algo…

- No gracias – no tenia ningún animo y muchos menos para hablar con él – no necesito hablar de nada profesor

- Ya te dije que puedes llamarme Peter

Mis cabellos me golpearon en el rostro cuando negué – Prefiero las formalidad – era mejor así

La conversación terminó ya que estaba totalmente concentrada en el camino y en aprender bien a manejar, necesitaba dejar de andar a pie o en trasporte público lo antes posible y si para eso tenia que no pensar en nada más que en la calle que se abría ante mí eso es lo que iba a hacer.

Cuando la clase finalizo, ni siquiera me despedí del profesor, solo le hice un gesto con la mano y me apresuré a llegar a mi casa. Necesitaba mi casa para sentirme segura.

El camino por el que iba estaba casi desierto como siempre pero ese día lo estaba aun más por ser sábado, así que por instinto apreté mi cartera al pecho y aceleré el paso. Por los primeros segundos quise ignorar los pasos que iban detrás de mí pero no pude ya que ellos se acercaban cada vez, apuré el paso y estuve a punto de echarme a correr cuando una mano me giró bruscamente tapándome la boca. Cerré los ojos por reflejo y porque las lagrimas que se me agolparon no me dejaban otra opción.

- Deberías haber tenido más miedo nena… deberías haberle hecho caso a tu madre y haber cambiado el camino… sabes lo que dicen – el hombre corrió a un lado mis cabellos y pasó su nariz por mi cuello haciéndome temblar – nunca es bueno tener una rutina - ¿Cómo mierda él sabía lo que hablé con mi madre esa mañana?

No, esto no me podía estar pasando, quizás solo estaba sicosiada por lo de ayer y estaba soñando, si, seguramente esto era parte de un sueño de esos extraños que acostumbraba a tener porque de ninguna forma esto maldito hombre me podía tener agarrada de esa forma. ¡Mierda! cuando tiró de mi brazo para acercarme más a su asqueroso cuerpo lo comprendí, esto no era de ninguna maldita forma un sueño era la absoluta y escalofriante verdad… pero…

¿Qué mierda era esto? mi cabeza pensó tantas cosas que ninguna tuvo real sentido. ¿Me estaban secuestrando o qué? ¿Volvería a mi casa? ¿Iba a abrir los ojos y saber que todo fue una mala broma? ¿Qué…?

- No llores bebé – susurró el hombre sobre mi cuello haciendo que me  estremeciera… de asco por supuesto. Lloré aun mas ni bien sus dedos comenzaron a subir por mis brazos – no me gusta cuando lloras. Me gusta cuando sonríes… cuando me sonríes


9 comentarios:

  1. OMG fue impactante ,me as dejado con ganas de saber quemas  paso....Besos y gracias

    ResponderEliminar
  2. Huuyuuuy impactante! Me dejaste con ganas de saber mas, ojala lo continúes.

    ResponderEliminar
  3. Me encanto!! yo tambien quede con ganas de mas... Escribes genial

    ResponderEliminar
  4. waw!!! sin palabras! va a haber continuacion me dejas con ganas de saber que a pasado???

    ResponderEliminar
  5. o.O Dios!! ewww!! era el conductor :S lol me encanto el cap :D

    ResponderEliminar
  6. holaaaaa ahh me parecia que lo habia leido por el titulo y cuando comenze a leer...por que lo lei para el concurso en el que participaste!!! besosss y nos leemos!!me gustoo pero no sabia que era algo que te habia pasadoo ! adios!

    ResponderEliminar
  7. muy bueno, ya lo habia le ido en nuestro tintero...

    ResponderEliminar

Image and video hosting by TinyPic