domingo, 16 de septiembre de 2012

Casualidades del Destino - Capítulo 2


Segundo capítulo. Gracias a Erica por la edición :)

Summary: Una fiesta de año nuevo, una nueva vida, un encuentro inesperado y muchísimos secretos. ¿Qué le depara ahora la vida a la recién egresada Bella Swan? ADVERTENCIA, contiene material para mayores de edad.
 
Capítulo 2

- ¡Vamos Bella! Apúrate… ya casi son las 8

- ¡Ya casi estoy!

Miré mi reflejo en el espejo y reacomodé mis senos en el estrecho vestido, era bueno saber que podía rellenarlo sin necesidad de recurrir a trucos tan baratos como poner calcetines en mi pecho. Terminé de delinearme los ojos y me sonreí, estaba linda y lista para nuestra última noche de vacaciones, y para un poco más de sexo sin sentido.

Después de un poco más de un mes de haberme acostado con Edward en esa fiesta de año nuevo decidí que de vez en cuando un poco de sexo casual no hacía mal, bueno, esta solo era la segunda vez que me planeaba hacerlo y aún no estaba muy segura de que resultara, tampoco desesperada, pero si aparecía algún candidato no pensaba rechazarlo.

Mañana volvíamos a Seattle dejando atrás unas maravillosas semanas en, Copacabana, por fin había conseguido desestresarme y ya estaba lista para comenzar mi vida como adulta, decidí llamar a Eleazar apenas aterrizara y ver si surgía alguna plaza en su empresa, sino, seguiría buscando aunque debía reconocer que la posibilidad de volver a ver a Edward en ColorArt era un muy buen aliciente.


Porque la fiesta era de la empresa entonces… él tiene que trabajar ahí ¿no?

- ¡Bella!

- ¡YA!

Llegué a donde estaba mi amiga y ni siquiera me miró antes de salir por la puerta, parece que sí me demoré mucho. Hoy había una fiesta en el hotel y esperaba sinceramente pasarla bien, no tenía quejas sobre estas semanas en Brasil, con Anna habíamos sido suficientemente capaces para disfrutar solas pero nunca está demás la compañía de un hombre, pero… ¿Y si volvía a ver a Edward? ¿Esto se consideraba un engaño?

Lo pensé por medio segundo antes de darme cuenta que la posibilidad de que volviera a verlo ya era mínima así que la posibilidad de que esto fuera un engaño era nula, si que le debía mucho a ese hombre pero no por eso iba a guardarle un respeto casi absurdo.

En cuanto pusimos un pie en el salón principal del hotel alejé cualquier recuerdo, esto estaba lleno de hombres y mujeres que expendían sexo por todas partes y es que no puedes visitar Copacabana sin siquiera pensarte el tener una noche alocada.

- ¡A bailar!

Seguí a Anna y nos integramos con el resto de los presentes que estaban bailando, siempre me sentía un poco tiesa para el baile pero todos estaban tan descuidados bailando los deliciosos compases de la samba que no importó si movía bien o mal mis caderas, solo procuré pasarlo bien. Estuvimos un tiempo más bailando hasta que nos cansamos y quisimos ir por un trago.

- Estas son las mejores vacaciones, amiga.

- Lo son… ¡Salud! – chocamos nuestras caipiriñas y reímos

- Mira – golpeó mi hombro y me apuntó a un par de brasileños que acaban de entrar -, creo que llegaron nuestros candidatos.

- Pero, Anna… - miré a los hombres y tuve que juntar mis piernas por la palpitación que sentí cuando me fijé en sus entrepiernas. Parece ser que el mito era real -, yo no sé si…

- Vamos, Bella… mañana volvemos a casa pero ahora estamos en Brasil y ya sabes lo que dicen: "si vienes a Brasil, tienes que follar con un garoto".

Mi amiga tenía razón, no podía desaprovechar esta oportunidad y si algo me había enseñado mi noche de Año Nuevo con Edward era que el sexo casual era bueno y no se rechaza.

- Tú ve por el de camiseta verde que yo voy el de camiseta roja.

Rodé los ojos y rellené mi vaso – Andan juntos así que vayamos juntas.

- Me gusta esa actitud, amiga – me apuntó con el dedo, vació su vaso y tomó mi mano para arrastrarme.

En cuanto nos plantamos frente a los dos hombres no tuvimos que decir mucho para que ellos entendieran que era lo que queríamos. Era febrero, hacía calor y estábamos en una playa paradisíaca… ¿De verdad que era necesario decir que era lo qué queríamos?

No hablamos nada, el chico que yo había visto me sacó a bailar y de reojo vi como Anna estaba haciendo lo mismo. Dejé de mirarla para concentrarme plenamente en semejante hombre que me tenía agarrada de las caderas. Sus manos eran grandes y tomaban una buena porción de mi piel, estaban calientes y por ende calentaron mucho más mi cuerpo. La música era tan sensual que nos obligó a apegar más nuestros cuerpos, sé que estaba pensando en el sexo casual pero mínimo me gustaría saber el nombre de este chico antes de abrirle las piernas.

- ¿Cómo…? - sus aliento estaba sobre mi cuello desconcentrándome por completo - ¿Cuál… es tu nombre?

- Thiago… - puto acento caliente. Si antes no estaba húmeda ahora ya lo estoy - ¿Y el tuyo?

- Be… Bella…

Cerré los ojos y disfruté de sus manos subiendo por mis costados.

- Bella… - de nuevo. ¡Puto acento caliente! – me gusta.

Sé que sonaron un par más de canciones y que me tomé por lo menos dos caipiriñas más pero no sé cómo mierda llegué a mi habitación. Solo sé que ahora estaba confirmando que era cien por ciento verdad el mito sobre los hombres de color.

- ¡Wuau! Yo…

Sí, le di una lamida desde la base hasta la punta sin ninguna pena, nunca había tenido algo tan grande en la boca. Sentí las manos de Thiago en mi cabeza guiándola pero no era mucho lo que podía hacer, no me cabía así que solo me quedó comenzar a masturbarlo mientras jugaba con la punta, una exquisita punta con un exquisito liquido.

- Mmm… justo ahí… eso… ahí

Lo miré hacia arriba y sus ojos estaban cerrados con fuerzas, eso quiere decir que lo estaba haciendo bien. Me di una palmadita felicitándome y seguí con mi trabajo, quería volverlo un poco más loco así que dejé de lamer su polla y me metí uno de sus testículos en la boca para después dejarlo libre con un sonoro "plop", repetí la acción con el otro. Lo escuché maldecir en su idioma, bien, estoy iba muy bien.

- ¿Te gusta?

- Sí… mucho.

- Bien – lo masturbé por uno minutos mas y después volví a lamerlo, este chico tenía mucho aguante así que cuando lo vi lo suficientemente tenso comencé a subir mis besos por su pecho tan malditamente bien formado hasta que llegué a sus pezones donde me entretuve.

Thiago seguía manteniendo sus ojos cerrados aunque gemía muy fuerte. Pensé que estaba en un estado de total relax pero apenas estuve en la curva de su cuello sentí como era tomada en brazos y tumbada en la cama. En nada mi ropa estuvo fuera de mi cuerpo, me abrió las piernas consiguiendo un lugar entre ellas y se acomodó. Él mismo se puso un condón y le agradecí el gesto con una sonrisa porque no me creía capaz de moverme y de ninguna forma me lo iba a follar sin precaución.

- Ahora verás lo que es bueno.

Aún no sabía lo que quería hacer pero lo supe cuando se sentó y juntó nuestros sexos, mientras se acomodaba sentí el primer roce y con ello lancé el primer gemido. Pensé que iba a hacer algo más pero no, me penetró duro y fuerte en esa misma posición, sus piernas estaban por mis costados y él mantenía mis caderas fijas, había visto esta posición, creo que era el trapecio y la verdad es que aunque se veía incómoda era malditamente excitante. Dejé que él hiciera lo que tenía que hacer, yo solo procuré buscar apoyo en el respaldo de cama y agradezco haberlo hecho porque cuando Thiago aumento el ritmo de sus caderas sentí que mis paredes en cualquier momento iban a ceder, el maldito era extremadamente grande y estaba consiguiendo llegar a mi punto feliz, lamentablemente se corrió antes de hazlo, pero no importa porque en cuanto sentí como su semen se derramaba en el condón yo también alcancé mi orgasmo.

Maldito orgasmo exquisito.

.

.

.

- Yo insisto en que deberíamos haberles pedido por lo menos los correos o sus cuentas de Skype… ¿Sabes lo difícil que es conseguir una polla como esa?

No sé porque mierda pensé en una polla que había conocido hacía poco y que no tenía mucho que envidiarle a la de los garotos. Despejé mi mente y tiré mis maletas en la sala para ir a mi habitación para buscar el número de Eleazar, era lunes así que era muy buen día para contactarlo. Anna se había venido conmigo solo para enterarse como me iba con esto pero después tenía que volver a su casa, Rosalie estaba loca por solo haber estado con ella una semana después de Año Nuevo.

- ¡Vamos!, llama ahora mismo.

Rodé los ojos y tomé mi teléfono, Anna parecía más emocionada que yo y es que como ella ya tenía trabajo lo único que quería era que yo también lo tuviera. Suerte la de ella, no le costó nada encontrar una vacante en la firma de abogados de Demetri.

- No me presiones – tapé el teléfono que estaba replicando para reñir a mi amiga.

- ¿Hola?

- Hola… ¿Eleazar? – fruncí el ceño por mi falta de palabras.

- Con él... ¿Con quién hablo?

Le hice una mueca a Anna que no dejaba de presionarme – Hola… Eh, puede que no se acuerde de mí pero me dio su tarjeta en la fiesta de Año Nuevo… soy Isabella Swan, la camarera que acababa de graduarse en Publicidad. Bueno yo… - comencé a moverme por toda la sala un poquitín nerviosa -, lo llamaba porque usted me dijo que podría que…

Una risa un tanto histérica me hizo interrumpir mi monólogo – Sí, Bella… me acuerdo de ti – suspiré cuando me llamó por mi apodo. Eso era buena señal -, y bueno, me gustaría mucho entrevistarte, ¿puedes venir mañana?

- ¡Por supuesto! – hice un gesto de victoria que Anna supo interpretar súper bien porque se puso hacer una celebración silenciosa – Mañana, ¿a qué hora?

- A las 9 me parece buena hora.

- A las 9 estaré ahí.

- Bien, Bella, nos vemos mañana entonces

- Hasta mañana, Eleazar, y de verdad, muchas gracias.

- Las gracias dámelas cuando firmes el contrato.

- Sí, lo haré. Adiós.

- Adiós.

Colgué y Anna enseguida se lanzó contra mí.

Ese mismo día fuimos a comprar un poco de ropa más formal, un par de pantalones de tela y algunas camisas para combinar, lo que me costó un poco más elegir fueron los zapatos, no estaba muy acostumbrada a los tacones así que no fue fácil buscar unos que no tuvieran tan altos. Anna insistía en que comprara unos que me dieran más estatura que ya mas tarde me acostumbraría pero la verdad es que yo no tenía ninguna intención de andar caminando por tanto tiempo con las rodillas dobladas y a punto de caerme.

Después de haber ampliado mi guardarropa volví a casa, esta vez sola. Quizás debería haber llamado a mis padres y ponerlos al tanto de mi entrevista pero no le vi el caso, eso sí, recibí una muy amena llamada de Rosalie.

- ¡Hija! Anna me acaba de decir de tu entrevista mañana, ya sabes que tienes que vestirte muy bien y sentarte derecha, eso sí, si vas a usar un escote procura mostrar solo un poco, ya sabes, insinuar pero no exponerte. Además, si te preguntan por referencias, miente, todo el mundo lo hace y no es malo.

Seguí escuchándola por unos minutos más porque la verdad es que no tenía caso interrumpirla así que dejé que me diera toda charla y cuando por fin la sentí respirar por más de dos segundos aproveché el momento.

- Tranquila Rose, sé lo que tengo que hacer, ya verás cómo me va muy bien y si no, no importa, ya vendrán más oportunidades.

- ¡Esa es la actitud, hija! Y tranquila, que mañana te estará esperando una tarta de chocolate, así que te quiero aquí apenas termines allá.

- Gracias, Rose – me puse seria porque esta era la charla que debería haberme estado dando mi madre -, de verdad que tu llamada y tus concejos significan mucho para mí.

- Lo sé, mi niña… y recuerda una última cosa, si este hombre se quiere propasar o te propone alguna cosa indecente y a ti no te gusta, por supuesto, le avisas a Dem y lo metemos a la cárcel.

- Gracias, de verdad.

- Hasta mañana y ¡Suerte!

- ¡Suerte! – escuché de fondo la voz de Anna y colgué mucho más animada.

Quizás mis padres no eran los mejores del mundo pero no estaba sola.

Me fui a acostar un poco nerviosa y así me quedé dormida, bueno, aunque no por mucho, dormité un poco y estive el resto de la noche pensado. Apenas vi que el sol comenzaba a entrar por mi ventana aparté mis mantas y me metí a la ducha, aún era muy temprano por lo que me tomé el tiempo para arreglarme.

A las 8 de la mañana ya estaba lista y más nerviosa por lo que no quise esperar más y salí. Esta vez no tuve que hacer uso del GPS porque sabía muy bien donde estaba ColorArt, era una empresa de publicidad bastante conocida y yo no podía estar más contenta de tener aunque fuera una entrevista. Me estacioné en la parte de visitas y después de respirar varias veces me atreví a entrar.

- Hola – le sonreí a la recepcionista -, tengo una entrevista con Eleazar Scott

- Oh, si… ¿Eres Isabella Swan?

- Sí…

- Pase, el señor Scott la está esperando.

Entré en la oficina y me relajé en cuanto vi la sonrisa de Eleazar. Se levantó de su silla y se acercó para saludarme.

- Un gusto volverte a ver, Bella… toma asiento.

- Gracias.

- Bueno, no te pedí un currículum ni referencias porque me dijiste que no has trabajado nunca, ¿eso es así? – asentí sin saber muy bien si eso era bueno o malo -, bien, entonces por lo mismo creo que tengo el puesto perfecto para ti, no te voy a mentir diciéndote que es un gran cargo, por ahora es solo de asistente pero si estás interesa es tuyo.

- ¿Así no más? ¿Es mío y ya?

- Sí, ya te dije que me gusta probar gente nueva, no me interesan mucho las referencias, es muy fácil trucarlas. La única forma verdadera de saber cuando alguien es bueno, es probándolo así que te probaré.

- Oh… bien .

- Ahora solo necesito que dejes tus datos para hacer el contrato, será por un periodo de prueba de dos meses y si estos resultan para ambos ya veremos cómo continuamos, ¿sí?

- Me parece perfecto – esto definitivamente es mucho más de que esperaba.

- Bien, entonces espera un minuto – marcó un número en el intercomunicador -, Sarah, por favor dile a Victoria que venga.

- Sí, señor.

- Victoria será tu jefa, es a ella a quien debes reportarle y es a ella a quien debes impresionar, es buena mujer pero muy dedicada a su trabajo… de hecho – bajó un poco la voz -, es algo neurótica con las fechas de entregas.

- Eso se llama ser responsable – me giré hacia la voz y me encontré con una pelirroja bastante joven -. Un gusto, soy Victoria.

- Bella.

- Bueno, ahora que ya las presenté las dejo para que se conozcan… Vicky, enséñale su trabajo, el lugar y después llévala a Recursos Humanos para que arreglen todos sus papeles.

- Por supuesto jefe… ¿Vamos?

- Claro – en cuanto me levanté estiré mi mano hacia Eleazar -. Gracias por esta oportunidad.

- La oportunidad la tienes, lo que hagas con ella ahora es tu responsabilidad.

Salí de la oficina con ánimos renovados. Victoria se veía una buena mujer, por lo menos esa impresión me dio en cuanto comenzó a mostrarme todo, se notaba a simple vista que quería que me sintiera cómoda pero yo estaba un poco nerviosa, ya estaba adentro y eso me recordó que era muy probable que me encontrara con Edward, aunque también cabía la posibilidad de que él me haya mentido y que solo hubiera sido un colado en la fiesta.

Sin quererlo mis pensamientos se desviaron por completo, a todo hombre que se cruzaba lo miraba fijamente para ver si volvía a encontrarme con esos ojos verdes, pero ninguno era él. Después de que mi jefa me presentó a un par más de los que serían mis compañeros de trabajo me di por vencida, Edward no estaba acá.

- Y aquí es donde ocurre la magia.

Señaló un lugar bastante amplio con una mesa maravillosa y una pizarra electrónica, bueno, además de un montón de materiales que se podían usar a libertad para crear publicidad… justo lo que amo. Una cosquillita me embargó al pensar que iba a poner en práctica todo lo que había aprendido, por fin.

- Esto es maravilloso…

- Lo es.

Dimos media vuelta y llegamos a un escritorio un poco más pequeño pero que contaba con todo lo necesario para trabajar, comenzando con un Mac de última generación. Sonreí como niña chica cuando entendí lo que Victoria me quería decir.

- Este de acá será tu escritorio Bella… - hice un gesto de victoria en mi cabeza -, y por acá – me guió hacia el lado opuesto -, está la cocina – entramos a una cocina que pese a ser pequeña se notaba que contaba con todo lo necesario -. Hay café, té, azúcar y un par de cosas más pero si quieres traer algo especial puedes hacerlo y guardarlo… también hay un refrigerador.

- Oh, gracias – le sonreí a la mujer. Estaba siendo muy amable conmigo

- Sé que es difícil el primer trabajo, Bella, pero ya verás como acá todos somos muy acogedores.

- Sí… - me abracé a mí misma aún asustada -, es solo que no puedo evitar sentirme un poco intimidada por todo esto.

- Si Eleazar vio algo en ti es por algo… ya sabes que él tiene como un sexto sentido para esto.

- Eleazar tiene algo más que un sexto sentido… eso se llama instinto femenino.

Ambas nos giramos para ver quien acaba de entrar tan alegre, y si antes estaba asustada ahora lo estaba más. Habían pasado dos meses desde la última vez que lo vi y a pesar de que sabía que eran muy altas las posibilidades de encontrármelo aquí, creo que no estaba preparada para hacerlo realmente, ¡Vamos!, me había acostado con este hombre, lo vi desnudo y él me vio desnuda a mí, no era solo cosa de verlo y listo, esto era más que eso.

- Edward… conoce a Bella, la nueva adquisición creativa de ColorArt – los ojos verdes de Edward ahora ya no estaban alegres sino que fijos en los míos –. Bella, él es Edward el jefe del departamento de Recursos Humanos.

- Mucho gusto – vi la mano que me extendía pero me tomó un par de segundos reaccionar y tomarla.

- Encantada - ¿Qué? ¿Ahora fingía que no lo conocía? Esperé a ver su reacción pero él estaba tan desconcertado como yo.

- Bueno, Edward, justo te estábamos buscando – comenzó a hablar Victoria -, Bella comienza a trabajar acá así que necesitamos que le hagas un contrato y todas esas cosas extrañas que haces cuando entra alguien nuevo.

- No son cosas raras, Vicky, es mi trabajo.

- Bueno – rodó los ojos -, entonces haz tu trabajo – se giró hacia mi -. Bella, te voy a dejar con Edward ahora pero si necesitas algo me buscas, mi oficina está al lado de tu escritorio ¿sí?

- Por supuesto y muchísimas gracias por todo Victoria.

- De nada, ya verás que mañana cuando empieces a trabajar no me lo agradeces mucho.

Me dio un beso de despedida y un golpe en el hombro a Edward antes de salir de la cocina.

Ahora estábamos solos y si por algo no me caracterizo es por guardarme las cosas, así que si tenía una duda la iba a aclarar ahora.

- ¿Vamos a hacer como que no nos conocemos?

Me crucé de brazos esperando por alguna reacción suya pero seguía casi igual de tranquilo que antes – Bella… mira, no quiero meterte en problemas en tu nuevo trabajo y… ¡Mierda!, no esperaba verte aquí, me sorprendiste.

- ¿Para bien o para mal?

- Para bien – bien, me gustó su respuesta rápida -, pero eso no quita que este es nuestro lugar de trabajo y que no podemos…

- Por eso no tienes por qué preocuparte, es solo que me sorprendió que hicieras como que no me conoces… fue extraño.

Pasó su mano derecha por su cabello meciéndolo un poco – Sí, lo siento por eso, es solo que me tomaste por sorpresa.

- Bueno, yo tampoco es que haya planeado verte hoy – bien, mentí solo un poquito.

- Lo sé y de verdad que lo siento pero esto, es raro, lo que pasó en esa fiesta…

- ¡Ey! – lo detuve poniendo mis manos entre nosotros -, no pienso volver a acostarme contigo por si eso te preocupa, pero si quería darte las gracias… fuiste un muy buen amante y creo que me sacaste de una mala racha que venía arrastrando desde hace mucho.

- Bueno – se rascó su barbilla de una forma demasiado sensual para mi gusto -, no puedo decir que mi mala racha acabó pero sí que tengo mucho que agradecerte y bueno – se encogió de hombros -, ahora que vamos a hacer compañeros de trabajo y que ya nos vimos desnudos creo que podríamos intentar ser amigos.

- Amigos – afirmé -, me gusta eso.

- Amigos entonces – se acercó para darme un beso en la mejilla pero en el último momento le corrí la cara, quería probar esos labios aunque fuera una última vez.

Lo que solo iba a ser un tierno beso de pronto se transformó en algo mucho más caliente, menos mal que como dos adultos responsables que somos supimos parar antes de que nuestras hormonas tomaran posesión de nuestros actos.

- Bueno… ¿Los amigos se besan no?

- Creo que no – me miró con el ceño fruncido -, pero creo que te perdonaré esta… amiga.

- Bien, por lo menos sé que los amigos se perdonan – me enganché a su brazo y nos giré -. Ahora que ya aclaramos nuestra amistad y que dejamos en claro que no habrá besos podríamos ir a firmar ese contrato ¿no?

- ¿Sabes? – me miró hacia abajo por la diferencia de nuestras alturas –, eres un chica especial, Bella… algo extraña pero linda.

- Lo sé – me encogí de hombros -, así que procura no enamorarte de mí porque es muy fácil.

- Trataré de no hacerlo… ya dormí contigo así que no hay expectativas – lo miré e hice una mueca por su sinceridad - … ahora vayamos por ese contrato.

3 comentarios:

Image and video hosting by TinyPic