jueves, 27 de septiembre de 2012

Casualidades del Destino - Capítulo 4

 Capítulo cuatro. Gracias a Erica por la edición :)

Summary: Una fiesta de año nuevo, una nueva vida, un encuentro inesperado y muchísimos secretos. ¿Qué le depara ahora la vida a la recién egresada Bella Swan? ADVERTENCIA, contiene material para mayores de edad.
 
Capítulo 4

La cabeza de Edward se dejó caer en el respaldo del respaldo separándose automáticamente de mí. Sus ojos cerrados y su rostro arrugado me indicaban que estaba luchando internamente sobre lo que debía hacer así que pensé que lo mejor era darle un incentivo.

- Vamos… no me dejes solita, Edward.

Delicadamente deslicé mi mano sobre su muslo hasta que me encontré con lo que estaba buscando. Él dio un respingo y yo sonreí porque estaba alejando sus dudas.

- Bella… - lo miré y sus ojos seguían cerrados. Aproveché y moví mi mano acariciándolo -, no… no lo hagas por favor.

Cuando sus ojos se abrieron, y se clavaron en mí, supe que se había decidido.

- Lo siento, pero no puedo.

La forma en la que quitó mi mano de su muslo y que me miró fueron suficientes para volverme a la realidad. La Bella decidida gracias al alcohol ingerido quedó a un lado para dejar solo a la chica con inseguridades normales a su edad.


- Perdón, pero yo no pensé que…

- Será mejor que te bajes.

Ya ni siquiera me miraba. Estaba rígido viendo hacia el frente.

Aún mi cuerpo no asimilaba todo por completo así que a trompicones conseguí abrir la puerta del auto.

- Hasta el lunes, Bella.

No le respondí, cerré la puerta sin siquiera mirarlo. Solo cuando sentí que el auto se alejaba me volteé para verlo doblar y perderse de mi vista. Subí a mi departamento en una nube de algodón, el alcohol ya había dejado de tener influencia sobre mis acciones así que ahora solo estaba yo, en cuanto la puerta se cerró detrás de mi me derrumbé, llegué al suelo y con las piernas apretadas a mi pecho dejé salir todo. Había sido rechazada de la peor manera.

¡Claro!

Él ya tuvo lo que quería de mí, una chica mucho más joven que él que no dudó en abrirle las piernas cuando a penas y sabía su nombre, supongo que eso era más que un problema ahora que debía verme casi todos los días y soportar mis patéticas insinuaciones.

¡Mierda!

Prácticamente le había rogado por un poco de sexo.

¡Doble mierda!

Yo no soy esa clase de chica, yo no le ruego por sexo a nadie ni ando persiguiendo a los hombres. No fui esa chica antes y no lo seré ahora.

Lloré y dejé que saliera gran parte de mi frustración antes de ponerme de pie e irme a acostar. Me quedé quieta y con el cubrecamas puesto, hacía más frío que nunca y yo estaba sola así que debía conformarme con aparatos eléctricos… bueno, por lo menos ellos no te rechazaban directamente en el rostro.

Cerré los ojos y rogué por quedarme dormida. Pensé en llamar a Anna pero iba a querer venir a verme y yo sinceramente no estaba de ánimos, ya mañana hablaría con ella cuando me acompañara a buscar un nuevo departamento.

Me dormí y no soñé, solo me mantuve con los ojos cerrados hasta que alguien que conozco muy bien comenzó a aporrear mi puerta.

Anna.

Me tomé mi tiempo para levantarme y salir a abrirle, sabía que eso no la iba a molestar.

- No, Bella… - sollozó – me dijiste que estuviera aquí a las diez pero aún estas en pijama – se adentró en mi departamento pasando directamente hacía mi cuarto -, bien, yo dormiré un poco más mientras tú te arreglas.

La vi meterse en mi cama aún caliente y taparse hasta el tope, ya estaba con los ojos cerrados antes de que pudiera decirle algo.

Así era ella, no se hacía problemas por nada, si alguien se demoraba ella encontraba algo para hacer, si ella se demoraba te sacaba una sonrisa dándote las excusas más tontas. Con Anna era imposible enojarse.

- Bien, duerme mientras me baño.

Tomé la toalla y me metí al baño. Mientras me terminaba de arreglar ella seguía durmiendo. No era buena para comer mucho en la mañana por lo que solo me comí una manzana, ya lista desperté a mí a mi amiga arrastrándola hasta abajo. Ella vino en su auto así que en él nos fuimos a recorrer Seattle buscando un nuevo departamento para mí.

En la mañana alcanzamos solo a ver dos pero ninguno me convencía. A eso de la una de la tarde me entró hambre así que invité a mi amiga a almorzar, era lo mínimo que podía hacer. En cuantos nos sentamos en el pequeño restaurante de la calle Broad me relajé y quité esa expresión alegre que con tanto esfuerzo mantuve, ahora por fin podía contarle lo que me pasaba a mi amiga.

- Te escucho.

Abrió la carta y ni siquiera me miró, Anna sabía exactamente como llevarme – Ayer casi que le ruego a Edward que subiera a mi departamento y él me rechazó.

Asintió por unos segundo hasta que cerró la carta y me miró – ¿Y tú qué hiciste?

- ¡Nada!, solo me bajé de su auto y me apresuré a entrar para ponerme a llorar.

- ¿Tú querías que entrara? – rodé los ojos por lo obvio de su pregunta – Bien… entonces, ¿Por qué no hablaste con él?

- ¿Qué parte de que me rechazó no entiendes? – la miré con rabia, a veces no me gustaba que fuera tan relajada – Le dije que entrara y él dijo que no… fin de la historia. Yo le ofrecí sexo pero él no quería eso. Punto.

Suspiró y me miró como si fuera yo la loca – Entonces debo entender que no le preguntaste porque te estaba rechazando – mis ojos entrecerrados le dieron mi respuesta -, ese es tu error, Bella… si no tiene nada de malo preguntar el porqué… puede que él no tuviera condones, que tenga problemas para que se le pare o no sé… puede ser incluso que estuviera con problemas estomacales. Y amiga, una respuesta es siempre mejor que la duda.

- Anna, no necesito una respuesta, su tono de voz y su expresión me dejaron en claro por qué no quiso entrar. Pero no importa – me encogí de hombros -, yo solo estaba caliente y él estaba ahí… no pienso volver a dirigirle la palabra para nada más que no sean asuntos laborales.

- ¿Segura?

- Segurísima.

Pedimos un sándwich cada una para después seguir buscando departamentos. A esos de las 5 de la tarde entramos en el que sería mi hogar por lo menos durante el siguiente año, estaba a cinco cuadras de mi trabajo y tenía un supermercado a la vuelta. Era del tamaño correcto y estaba dentro de mi presupuesto. Además, una de las cosas más importantes es que solo estaba a 15 minutos de Anna y Rosalie.

Con mi amiga nos miramos y solo eso me bastó para convencerme que debía firmar el contrato. Lo hice y no me arrepentí, en una semana me entregaban las llaves y ya podría mudarme, tenía dos semanas para dejar el antiguo así que eso me dejaba con siete días para preparar todo en mi nuevo departamento.

Ya feliz con la noticia nos fuimos a la casa de Anna donde su madre nos esperaba con una exquisita cena para celebrar mi nuevo hogar.

- Ahora que estamos más cerca no tienes excusas para pasarte más seguido, cariño.

- Lo sé.

- Deberías haberme avisado para que revisara el contrato, Bella – comentó Demetri -, a veces estos corredores…

Tuvo que interrumpirse porque puse una carpeta frente a su rostro – Pensé que querrías revisarlo por eso lo traje, tengo dos días para rescindirlo.

- Chica inteligente – me sonrió para después tomar la carpeta.

- Bien, ahora que todos estamos contentos, ¡A comer!

Comimos entre charlas y risas, me encantaba estar en esta casa, era tan distinta a la de mis padres que no podía evitar hacer comparaciones en donde mis progenitores salían perdiendo.

.

.

.

La semana siguiente se me pasó demasiado rápido, a penas y vi la espalda de Edward un par de veces pero nunca lo alcancé a ver de frente, por un momento pensé que se me iba a acercar para decirme algo pero nada, ni siquiera el dato para el corredor fue capaz de darme. Pero eso no importa, al final resultó que Demetri revisó el contrato y me dijo que era mucho mejor de lo que pensaba así que ahora que ya tenía las llaves iba a comenzar a preparar la mudanza.

Hoy era viernes y un nuevo Affter Ofice nos esperaba, por un momento pensé en declinarlo pero no podía estar huyendo por siempre de Edward.

- ¿Estás lista?

Rodé los ojos y sonreí al sentirlo detrás de mí, este hombre había estado pegado a mi sombra desde el lunes y en un principio pensé que se iba a rendir al no verme interesada pero me equivoqué, aún seguía insistiendo.

- Solo me queda apagar el computador.

De reojo lo vi acercarse hasta el borde de mi escritorio en donde se recostó. Su aroma a hombre llenó mi alrededor consiguiendo que mis dedos se volvieran algo torpes, creo que me demoré el doble en la tarea más simple de computación. Cuando las ventanas se cerraron y la pantalla se fue a negro me puse de pie, lamentablemente calculé mal porque quedé demasiado cerca de él.

- Bueno, veo que por fin dejaste de escapar de mí – su mano subió a acariciar mis mejillas. Automáticamente cerré los ojos prácticamente derritiéndome ante su toque -, eso es bueno princesa.

Su aliento se coló por entre mis fosas nasales – Carlisle…

- Solo déjate llevar nena.

Estaba a punto de rendirme ante sus caricias pero no, tenía que demostrar que era más que una chica que se dejaba llevar por palabras bonitas. Con mucho esfuerzo me paré derecha y le hice frente.

- ¿Vamos?

Su sonrisa me mostró sus dientes, perfectos – Vamos.

A diferencia de la semana pasada, esta vez hice el camino al lado de Carlisle. Me agradaba el hombre pero también sabía que su única intención era meterse en mis pantalones. Todos aquí llevaban un buen tiempo y los últimos cuatro nuevos fueron hombres así que me podía considerar como "carne fresca" lo que no me daba muy buena espina sobre su real interés.

Cuando llegamos al bar fue él quien me abrió la puerta y me animó para que avanzara. En la mesa solo estaba Victoria y Lauren pero a penas y nos pusieron interés, estaban enfrascadas en su propia conversación.

- ¡Chicos! – error, Victoria dejó de hablar en cuanto nos vio – Que bueno que llegaron, vengan, siéntense…

Se hicieron a un lado para dejarnos espacio, pensé que Carlisle se sentaría frente a mi pero lo hizo a mi lado, del otro lado quedé junto a Lauren quien me sonrió y corrió su bolso para darme más espacio.

- ¿Y cómo te ha ido Bella?

Le sonreí a la rubia de Lauren, la conocía poco pero las veces que crucé una palabra con ella me pareció de lo más simpática – Bien, ya me voy acostumbrando, la primera semana fue difícil pero ya no lo es tanto – le sonreí –, creo que ya le tomé el ritmo.

- Eso es bueno, mientras antes tomes las riendas de la situación es mejor.

El mesero llegó a pedir nuestra orden y esta vez me decidí por un daiquiri de frambuesa, algo mucho más suave. No quería quedar igual que la semana pasada. Antes de que el chico se pudiera ir llegaron Ryan, Jasper y Thomas, un chico de finanzas. Ya, con todos sentados y con nuestros tragos en la mano se comenzaron a formar grupitos, parece que esta vez nos fuimos por lo obvio, mujeres por un lado y hombres por el otro.

Me agradaba hablar con Victoria y Lauren, eran buenas chicas y se notaba que no veían en mí a una "amenaza" por ser joven y nueva, un miedo estúpido pero latente.

Victoria era madre de una pequeña niña, Rosa, de 5 años. Su esposo, James se quedaba con ella hoy pero mañana salía él, no lo hacían siempre, pero según mi jefa, tener tiempos separados y cada uno con sus amigos era la mejor terapia. En una confesión que hubiera preferido saltarme, nos contó que cuando llegaba de estas salidas siempre conseguían tener el mejor sexo. "No hay como la espera… las expectativas aumentan", nos dijo y si analizaba sus palabras le encontraba toda la razón.

Lauren por su parte era soltera y buscaba, dice que ya había estado con un par de tipos de la oficina, a los cuales no nombró, pero que llegó a la conclusión que lo peor era acostarse con alguien a quien debías ver cinco días a la semana incluso cuando lo único que querías era patear sus bolas. Oh, como la entendía, si solo hubiera conocido a esta rubia antes, quizás no me hubiera ahorrado el acostón de año nuevo pero si el bochorno de la semana pasada con Edward.

Casi no hablé con los chicos esta vez pero no me arrepentí, la charla fue buena y me entretuve bastante.

Hasta que salió mi tema tabú.

- ¿Alguien sabe por qué Edward no vino? – traté de no mirar a Ryan mientras preguntaba.

- Tenía una comida familiar – contestó Thomas -, y ya saben cómo se pone Esme cuando se trata de comidas familiares… creo que podríamos decir que esa mujer es el emblema de la familia feliz.

Victoria rió – Me encanta saber lo niño que es Edward cuando se trata de Esme… pero mierda, esa mujer hace las galletas más exquisitas del mundo. Incluso mejor que mi madre… cuando se lo dije se enojó, las madres son extrañas con ese tipo de cosas, pero mierda que son exquisitas las galletas de esa mujer.

- ¡Oh, sí! – casi chilló Lauren – creo que subí como un kilo la navidad pasada

Todos rieron y yo ni siquiera quise preguntar quién era Esme ya que por la forma en que se refirieron a ella supuse que era su madre.

Bueno, por lo menos Edward tenía una madre preocupada. Creo que cuando tienes padres tan malos como los míos cualquier cosa es mejor, incluso si debes soportar cenas aburridas a los 30 años.

Quise dejar de lado a Edward pero me costó bastante luego de que lo recordé.

En esta ocasión, nos levantamos todos para irnos juntos, de nuevo no traje mi auto ya que no estaba entre mis planes quedar como tortilla enterrada en un poste por conducir borracha. Pensé en tomar un taxi, lamentable o afortunadamente alguien se ofreció a llevar.

- Los taxis pasan acá afuera y me dejan donde quiera.

- Sí, pero la compañía no es la misma.

Rodé los ojos ante el guiño de Carlisle, era sexy pero no pensaba decírselo – No pienso subirme a un auto contigo al volante… te vi beber, Carlisle

- ¿Y quien dijo que pensaba llevarte en mi auto?, yo solo propongo que compartamos un taxi… nada más

- ¿Dónde vives, Carlisle?

Lo miré con los ojos entrecerrados, el hombre está bastante borracho, bueno, quizás no tanto – Cerca de ti – se encogió de hombros.

- ¿Y dónde vivo yo?

Bufó ya un poco más molesto - ¿Vas a querer compartir taxi conmigo o no?... mira que si me voy solo me pueden violar o algo y mañana cuando salga en las noticias te vas a lamentar por haber dejado que esto me pasara – suspiró exageradamente -, así que… la verdad es que hago esto por tu bien mental, Bella

Rodé los ojos y lo empujé hacia donde estaban parqueados los taxis. En nuestra pequeña discusión terminamos quedando solos por lo que dejé de hacerme la difícil y permití que Carlisle se subiera a mi lado. Como sospeché de un principio esperó a que yo diera primero mi dirección. Hablamos de cosas triviales en el recorrido, pero mi compañero estaba más pasado de lo que pensaba así que se perdía constantemente. Por un momento pensé que iba a ponerse difícil a la hora de la despedida pero no fue así, una cuadra antes tomé mis cosas y me volví para decir adiós.

- Gracias por acompañarme.

- Te dejaría en la puerta de tu casa pero no me siento con ánimo de subir diez pisos.

- Pero si yo vivo en el tres.

Cuando su sonrisa creció lo quise golpear, aunque más a mí por ser tan tonta. En lugar de hacer eso le sonreí y le advertí que no me siguiera.

- No te sigo ni te acoso si aceptas una cita conmigo mañana.

El taxi ya había parado por lo que rápidamente saqué mi billetera, pero él me impidió abrirla.

- Yo pago… aún falta mi carrera.

Me estiré para ver al taxista y se estaba impacientando por lo que asentí – Bien, gracias.

- ¿Y mi cita de mañana?

- Carl…

Sus labios impactaron tan sorpresivamente sobre los míos, ni siquiera pude cerrarlos porque su lengua se metió rudamente en mi boca consiguiendo que olvidara cualquier pensamiento coherente. Si esto era solo una muestra de lo que podía perderme por ignorar a Carlisle, estaba totalmente equivocada en hacerlo, pero… si tan solo no estuviera el fantasma de Edward en mi cabeza.

¿Qué mierda me dio ese hombre?

- La próxima semana ¿Sí? – pensé que esa era buena respuesta y no me equivoqué. Carlisle se fue complacido

Por lo menos podía decir que mi autoestima había sido recuperada hoy. Subí a mi departamento rápidamente y de un muy buen humor.

Este viernes me apoyé en la puerta por motivos totalmente diferente a los de la semana pasada. Ahora estaba con una sonrisa en el rostro.

No alcanzó a pasar ni siquiera un par de minutos cuando la puerta sonó, aún estaba apoyada sobre ella. Mi sonrisa aumentó hasta que me dolieron las mejillas… Carlisle, ya sabía yo que no se iba a conformar con una respuesta tan vaga, quizás si lo aceptaba…

¿Sería tan malo?

¡AG!, quise golpear algo, me sentía engañando a Edward solo por considerar la opción. Si que soy patética, siento que le soy infiel a alguien que no tiene ni el más mínimo interés en mí.

Me giré para abrir ya con las palabras listas, le diría que sí.

- Dijiste que no me ibas a seguir ni a…

Abrí los ojos mucho más grandes cuando me di cuenta quien estaba de verdad frente a mí no era Carlisle.

Era Edward.

Mi peor pesadilla.

El hombre que se había colado hasta en lo más profundo de mi cuerpo.

- ¿Esperabas a Carlisle? – en cuanto abrió la boca pude notar el nauseabundo olor a alcohol.

Cerré los ojos e hice una mueca de asco. No sabía que estaba haciendo en la puerta de mi departamento a estas horas pero tampoco tenía intenciones de averiguarlo, era tarde, estaba cansada y también tenía alcohol en mi sistema. Me relajé por tres segundos antes de volver a abrir los ojos.

Los de él estaban clavados en los míos - ¿No piensas invitarme a entrar?

- Edward…

- Oh, ya sé… Carlisle solo fue por los condones, apuesto a que está por llegar.

Apreté los dientes y los puños para no golpearlo. Ganas no me faltaban – Creo que lo mejor es que te vayas, estás borracho.

- Solo tomé un trago de más.

Me hizo a un lado con fuerza pero sin ser brusco y entró en mi departamento. Como me costó reaccionar, cuando lo hice me lo encontré sentado en mi sofá.

- No sé por qué, pero cuando mi noche se volvió una completa mierda en la única persona que pude pensar fue en ti – rió tan irónicamente que las ansias de golpearlo se me esfumaron -, recordé esa noche de año nuevo. Ese día me sentía como la mierda, mi vida era una mierda, todo era una mierda pero me bastó verte para saber que este mundo no está tan jodido – se volteó a mirarme por un instante antes de fijar su mirada en otro lado y yo no pude hacer nada más que sentarme a su lado. No dejé de mirarlo nunca -. Te esperé afuera, sabía que no estabas, pensé que vendrías sola pero me sorprendí mucho al verte con Carlisle – dejó de ver al frente para verme solo a mi -, es verdad lo que te dije… él es un buen hombre, te conviene.

- ¿Y tú no?

Mis palabras salieron sin mi permiso, suaves y tímidas, casi inaudibles.

- Yo… yo solo soy alguien que no te conviene Bella – su mano se posó en mi mejilla. No cerré los ojos aunque quise porque verlo era maravilloso -, tengo más de treinta años y tu recién estas saliendo al mundo

- Quizás soy yo la que no te conviene.

Rió de tan linda forma que me hizo soltar un suspiro – Eres hermosa, pequeña.

Sus dedos comenzaron a subir por mi mejilla acariciándome suavemente. Sentí cosquillas hasta en lugares en donde no era tocada de ninguna forma. Cuando ya no aguanté más alcé mis propias manos y las llevé a su rostro, me sentí poderosa cuando cerró los ojos y gimió, no estábamos haciendo nada malo, solo dándonos un poco de inocente cariño.

- Si tan solo te hubiera conocido hace un par de años…

- No me importa la edad – detuve mis caricias cuando él lo hizo.

- Esto no está bien, pequeña… esta malditamente mal.

Me acerqué más hacía él y dejé un tímido beso sobre sus labios – Lo que se siente tan bien no puede estar mal, ¿no?

- No me hagas esto, Bella… estoy tratando de hacer lo correcto.

- Lo correcto no siempre es lo mejor… lo correcto no es dejar a una chica con las bragas mojadas y el corazón roto.

Bueno, Anna, ahí estaba mi sinceridad, si vuelvo a ser rechazada te juro por todo lo sagrado que…

Ahora fueron sus labios los que se toparon con los míos – Detenme ahora o después será muy tarde.

- Nunca será tarde si estás conmigo… no se qué mierda me hiciste pero… - lo tomé de los cabellos y los tironeé un poco. Tenía rabia, Edward se había clavado hondo en mi cuerpo, en mi piel, ni siquiera un tan buen espécimen como Carlisle dejaba que saliera por completo de mi cabeza – no quiero estar lejos de ti, Edward… no quiero… yo…

- Entonces, espero por todo lo sagrado que no terminemos por arrepentirnos.

Su cuerpo se posó por completo sobre el mío dejando que cayera sobre el sofá. Sentí sus ochenta y tantos kilos pero me importó una mierda. Mis pezones estaban duros restregándose sobre él y su maravilloso pene no dejaba de empujar sobre mi mojado centro.

Sí, la verdad es que me importaba una mierda el peso.

Con esfuerzo logré que su boca dejara la mía, necesita respirar pero no quería que se alejara mucho de mí por lo que lo tomé de sus cabellos, con más fuerza de la necesaria, debo reconocer, y prácticamente lo obligué a que se encargara de mi cuello.

Cuando sus embestidas y mis alzadas de caderas no fueron suficientes para calmar el ardor que estábamos sintiendo por debajo de toda la ropa, supimos que era el momento de pasar al siguiente nivel.

- Mi cuarto… ahora

Rodé los ojos casi hasta el fondo de mi cabeza cuando dio una última embestida antes de sentarse llevándome con él.

- Esta será una noche larga e inolvidable.

Reí y me aferré a él mientras caminaba conmigo enredada en su cuerpo – Creo que tengo una buena referencia…

- Oh, cariño… eso no fue nada… si ya viste lo que hice sobre un incómodo sofá no quieres ni imaginarte lo que puedo hacer en una cama.

Justo en ese momento sentí mi espalda chocando con el colchón – No quiero imaginármelo, quiero sentirlo.

- Entonces lo sentirás.

Sentado entre mis piernas comenzó a desabrocharse la camisa.

Sí, este viernes era definitivamente mejor que el anterior.

5 comentarios:

  1. guau menos mal que al final edward reflexionó y ha ido a buscarla porque no me hubiera gustado que bella hubiera terminado la noche con carlisle, aunque no estaba muy por la labor

    ResponderEliminar
  2. OMG menos mal que no se quedo Carlisle sino ubiera sido un desastre todo...Gracia nena...

    ResponderEliminar
  3. que bueno que llegó edwad y no carlisle me gusta como va esta historia y porq ed dice que se pueden arrepentir será q es casado?

    ResponderEliminar
  4. Me quedé con ganas de mas jajajajaja..... mmmm pero ya tengo idea del porque este Edward dice que no es el indicado :)

    ResponderEliminar
  5. wow me puse al corriente por ke desde el cap 2 ke no habia leido este fic!!! me encata esta bella, siempre propones cosas nuevas y eso me gusta!!

    ResponderEliminar

Image and video hosting by TinyPic